by Lance Ralston | Mar 6, 2019 | Spanish |
El episodio de esta semana se titula “Ermitaños.”
Algunos episodios atrás cuando presenté a Atanasio, mencioné a los ermitaños religiosos que el visitó en el desierto llevándoles alimento, cerca de Alejandría en Egipto. Como un hombre joven, Atanasio rindió honores a estos hombres que habían abandonado toda la facilidad de la ciudad para llevar una vida difícil pero sin distracciones para enfocarse en su devoción a Dios.
Quiénes eran estos ermitaños, y que los llevo a un cambio tan radical en su estilo de vida de lo que habían modelado Jesús y los Apóstoles?
Mientras que la teología de los monjes y monasterios evoluciono a lo largo de muchas generaciones, su primer fundamento descansaba sobre el ejemplo de Juan el Bautista, el precursor de Cristo, que era un modelo de ascetismo. Su guarida normal era en el desierto de Judea, donde cruza el Río Jordán. No vestía la moda del día y comía una estricta dieta orgánica proporcionada por el desierto.
Los primeros ermitaños pusieron un gran peso en lo que Jesús le había dicho al joven rico de vender sus posesiones, dándole todo a los pobres, y seguir al Señor. Abrazaron las partes en el Nuevo Testamento que hablan frecuentemente que la carne está en una batalla con el espíritu y viceversa. Llegaron a la conclusión que la carne y espíritu son irreconciliables. Los ermitaños literalmente renunciaron al mundo y dejaron la vida culta de la ciudad, para vivir en un entorno primitivo en el desierto. Este estilo de vida de privaciones y molestias era considerada como el verdadero camino a la comunión con Dios, por los ermitaños y su grupo de admiradores que crecía mas cada día.
La primera vez que vemos una expresión escrita de esta nueva mentalidad es en el Pastor de Hermas cerca del año 140 d.C. Este documento define dos caminos para crecer en su devoción a Dios, el camino superior y el camino inferior. La fe, esperanza, y amor eran la vía inferior requerida de todos los Cristianos. Pero para quienes aspiraban profundizar su intimidad con Dios, la abnegación era necesaria. Esta auto-negación tomó muchas formas especialmente con el celibato y renunciando al matrimonio como los más radicales, siendo los mas populares.
La práctica de la penitencia se convirtió en común con los creyentes, que hacían actos dramáticos de caridad y valentía con el fin de demostrar su devoción a Dios. Cuando la persecución era una amenaza frecuente, los cristianos solían ver a la penitencia como una manera de compensar los momentos de debilidad y miedo. Y por supuesto, los mártires fueron héroes luminosos que incluso algunos paganos admiraban! Pero con el fin de la persecución, la iglesia necesitaba nuevos héroes y los encontró en los ermitaños que participaban en actos extremos de abnegación.
Los primeros monjes fueron ermitaños; personas que se refugiaban en el desierto, y el lugar que les dio su inicio; fue Egipto, donde el desierto era abundante fuera la franja fértil de tierra a lo largo del Nilo. La palabra ermitaño proviene de la palabra griega para el desierto.
Cerca del año 250 d.C., un hombre de 20 años de edad llamado Antonio tomó el mandato de Jesús al joven rico para vender sus posesiones y seguirlo — literalmente. Antonio vendió todo y se fue a vivir en una tumba abandonada. Leyendas crecieron rápidamente sobre sus batallas con la tentación que tomaron forma visible con ataques de demonios, mujeres seductoras, y bestias salvajes. Antonio salía de cada batalla con un mayor sentido de devoción a Dios que inspiraba a otros a seguir su ejemplo ascético. Pronto, cientos de personas tomaron su camino al desierto, para vivir una vida de una rígida abnegación. Antonio era el favorito de Atanasio. Desde que Antonio vivió a tener más de cien años, aun estaba vivo cuando el futuro obispo de Alejandría estaba llevando comida a los monjes del desierto. Atanasio escribió una biografía de Antonio, la cual se volvió muy popular. Este libro, más que cualquier otro factor, ayudó a aumentar la estima y lo atractivo de la vida ermitaña en el desierto.
El movimiento hacia el Monasticismo creció rápidamente con el nuevo favor Imperial bajo Constantino y sus sucesores. No es difícil comprender porqué el número de ascetas creció y el Monasticismo se hizo popular en este tiempo en que la Iglesia y el Imperio estaban siendo los mejores de amigos. Ser cristiano ya no era peligroso, por lo que la sinceridad de muchos nuevos miembros había disminuido. Cuando la gente se dio cuenta de que el pertenecer a una iglesia era un plus político y social, el factor de la sinceridad en la iglesia cayo aún más. Los creyentes genuinos notaban la flacidez de la calidad de la fe, en estos amigos instantáneos de la iglesia y eligieron responder aceptando una ruta más riguroso. Los modelos de aquella época fueron los monjes; los extraordinarios Héroes Cristianos que habían alcanzado un honor similar al que les había sido concedido a los Mártires de la época anterior y wow! No tenían que preocuparse que les cortaran la cabeza.
Así que los monjes de este tiempo no eran tanto de estar huyendo del mundo como personas que estaban en protesta de una iglesia mundana.
Parte integral de la vida ermitaña era un aislamiento individual que estaba en contrasta con la vida comunal modelada por Jesús y los Apóstoles, y que vemos en todo el Nuevo Testamento. No tiene mucho cuerpo la iglesia de Cristo cuando es solo un hombre en una cueva. Los ermitaños veían a su refugio en el desierto como una manera fácil de evitar las tentaciones del mundo exterior, pero, ¿cómo trataban con las mucho más peligrosas tentaciones interiores del alma = cosas como el orgullo y la envidia?
La tentación del orgullo es evidente. Después de todo, era fácil para los ascetas del desierto que habían tomado la supuesta “ruta superior” considerarse mejor que los demás. Pero ¿cómo podría ser un problema la envidia cuando vivían solos? Pues si bien, vivían solos, pero tenían un montón de visitantes. Muchos peregrinos se dirigían a reunirse con ellos y para tomar unos momentos con aquellos considerados santos vivos. Cuando estos peregrinos hacían sus rondas visitando a varios ermitaños, les informaban a cada ermitaño los actos extremos de penitencia y la piedad de los otros. No queriendo quedarse atrás, los ermitaños se esforzaban por superarse los a los otros en demostraciones de devoción. Esto los dirigió a ayunos extremos, a comer comida rara, vivir en los árboles, o en la parte superior unos pilares, negar a bañarse. Al volverse mas más extravagantes sus actos, su fama crecía y pronto miles de personas acudían a verlos. Un ermitaño llamado Simón el Estilita no le gusto la muchedumbre que vino a verlo, el erigió un pilar donde vivió en la parte superior por 30 años. La gente le enviaba alimentos a través de una soga y canasta.
Como con cualquier extremo, no pasó mucho tiempo antes de que una forma razonada y más tranquila desafiara la decididamente anti-bíblica manera de ultra-individualismo de los ermitaños del desierto. Acerca de año 320 d.C., alguien recordó que en Génesis 2:18 → Nos dice que las personas no deberían estar solos. Wow, quizás estos ermitaños que hemos hecho en santos vivos realmente no están en lo correcto después de todo. Un ex soldado llamado Pacomio formó el primer monasterio. Era un lugar donde los cristianos podían buscar la devoción a Dios en un ambiente comunal. En vez de que cada monje decidiera por sí mismo cómo iba vivir y qué iba a hacer, inspirándose en su experiencia como soldado, Pacomio estableció reglas para la comunidad. Todos los miembros llevaban el mismo uniforme, hacían el mismo trabajo manual, y mantenían en el mismo horario.
Mientras que el Monasterio de Pacomio fue el primero que conocemos para los hombres, las mujeres ya tenían su propia versión de la vida comunal. Esto había sido necesario ya que las mujeres no podían ser ermitaños. Su aislamiento las hubiera hecho un destino tentador para los brutos y delincuentes. Nonnus es la forma femenina de la palabra Monje así que las mujeres que buscaban la vida comunal fueron llamadas Monjas; y su Comunidad era un Convento.
El movimiento Monástico se propagó por el Norte de Egipto hacia Siria, y luego hacia el Oeste hacia Asia Menor, que en aquel momento era la región más espiritualmente dinámica de la fe. Una vez que los monasterios tomaron raíz en Asia Menor se propagaron rápidamente por toda Europa.
Cuando Atanasio murió en la primavera del año 373 d.C. , los tres obispos de Capadocia, en Asia Menor recogieron y continuaron llevando la batuta del Credo de Nicea. Basilio, Gregorio Nacianzo y Gregorio de Nisa. Estas 3 crecieron en gran medida el Movimiento Monástico. Basileo fue de especial importancia, ya que él es el autor de la Regla de Disciplina que enmarco la vida monástica para las generaciones después y hasta el día de hoy en la Iglesia Ortodoxa Oriental.
A lo largo de la 4ª y 5ª siglos, el Monasticismo ganó popularidad y se infiltro en todos los niveles de la sociedad. La vida comunal de los monjes reanudo en la Iglesia un sentido de propósito y un retorno a la religiosidad que había caracterizado a la Iglesia en sus primeros años. El martirio fue sustituido por una sincera devoción a Dios a través de la renuncia a una carrera de éxito mundano en favor de una vida en la Imitación de Cristo. Con el fin de obtener este ideal dentro del contexto de la vida comunal, los monjes tomaron votos de pobreza, obediencia y castidad. Estos fueron los intentos de delinear la línea de batalla de la tentación y el pecado renunciando a las posesiones, la libre voluntad y el impulso sexual. Los monasterios ayudaron a poner fin a los problemas comunes a los ermitaños anteriores: ociosidad y excentricidad. Ellos se convirtieron en los centros de renovación social y enseñanza. Para el Siglo Sexto, la mayoría de los líderes de la iglesia eran monjes.
Uno de los monjes más notable de este período fue Jerónimo, quien vivió del año 340 a 420 d.C.. Comenzó como un ermitaño en el desierto de Siria. A pesar de sus mejores intenciones, Jerónimo fue acosado por la tentación sexual. El único alivio que pudo encontrar fue cuando su mente estaba ocupada por un enorme desafío intelectual. Alguien sugirió que aprendiera Hebreo que resultó ser una receta eficaz contra la tentación. Una vez que él había dominado en Hebreo, viajó a Roma, donde se convirtió en el tutor de uno de uno de los principales Obispos y conoció un par de mujeres brillantes que en virtud de su enseñanza se convirtieron a ser tan adeptas como él, en la enseñanza de la Biblia.
Cuando Jerónimo cayó tuvo problemas con algunos de los otros monjes en Roma, se trasladó a un monasterio en Belén, donde pasó los siguientes 22 años traduciendo el Antiguo y Nuevo Testamento al Latín.
La primera traducción de Jerónimo fue muy criticado porque usaba el lenguaje común de la calle en lugar del latín clásico más refinados de la antigüedad. La gente consideraba su Biblia vulgar, pero no pasó mucho tiempo antes de que las opiniones cambiaran y la Vulgata Latina fue ampliamente y tremendamente popular. La Iglesia Católica Romana utilizo la Vulgata Latina como su Biblia oficial hasta muy cerca de la actualidad.
El hombre que tuvo el impacto más significativo en la Vida Monástica fue Benito de Nursia, que era cerca de Roma. Benito fue educado en la capital, pero cuando fue expuesto al extremo ascetismo de los ermitaños, decidió dejar la escuela a favor de una vida solitaria en una cueva a 80 millas al sur de Roma. Después de 3 años estudiando las escrituras, unos monjes locales lo vieron a visitar. Impresionados por su aprendizaje, le preguntaron si volvería con ellos para ser su Abad, el dirigente del monasterio. Él estuvo de acuerdo, pero cuando la disciplina necesaria que implemento les resultó demasiada rigurosa, intentaron envenenarlo. Benito Huyó. Benito se llevo con el solamente la sabiduría nacida del fracaso. En lugar de culpar a su fracaso en el monasterio como un signo de no era apto para el liderazgo, él perfeccionó sus ideas de cómo llevar a cabo una comunidad y comenzó un nuevo monasterio en Monte Casino, al sur de Roma en año 529 d.C.. Cuando Benito murió 13 años más tarde, dejó a la posteridad un patrón para la vida monástica que se convirtió en la norma para cientos de monasterios y ayudo a guardar la civilización Europea durante el declive intelectual de la Edad Media; algo a lo que volveremos a hablar en un episodio posterior.
Fue en el monasterio de Monte Casino que Benito escribió su famosa “Regla.” La Regla fue una brillante combinación de pragmatismo y psicología. Benito había aprendido cómo administrar una comunidad de creyentes y imponer la disciplina necesaria sin ser demasiado duro. Comenzó tomando las formas monásticas básicas que ya estaban en su lugar y, a continuación, instalo un sistema de disciplina que ahuyentaba al perezoso e insincero. Él sabía que el único camino para lograr los objetivos de un monasterio era en mantener la autoridad y disciplina, pero la obediencia tenia que ser tal que una persona ordinaria la podría dar. Benito fracasó en su intento anterior porque estaba esperando que los monjes siguieran su propio nivel de disciplina, que se dio cuenta era uno que muy pocos podían mayor seguir.
La Regla de San Benito estableció la posición del Abad del monasterio como la única autoridad a quien los monjes debían su inquebrantable y incuestionable obediencia. Pero esta autoridad no podía ser arbitraria, por lo cual implemento que la elección del Abad era por los mismos monjes. La regla para el Abad era que toda decisión importante debía ser hecha después de consultar a los monjes por consejo para guiar su decisión. Advirtió al Abad que ir en contra del consejo de los monjes era imprudente y peligroso. Advirtió al Abad en contra de ejercitar poder incontrolado.
En una medida que parece visionaria, Benito abogó que cada monasterio se convirtiera en un mundo en sí misma. Labor de naturaleza tanto manual como mental se consideraban crucial para la vida monástica y central para crecer en devoción con Dios. Así que cada monasterio se convirtió en una comunidad autosuficiente, que casi no dependía del mundo exterior. Lo que esto significo fue que cuando el Imperio Romano se disolvió, la enseñanza del mundo antiguo fue conservada en los monasterios Benedictinos, donde fue leído, estudiado y copiado por generaciones. Ellos se convirtieron en los almacenes del conocimiento que resurgiría en la Reforma y el Renacimiento, para levantar a Europa de la Edad Media.
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Al acercamos al final de este episodio, aquí hay algunas líneas de la Regla de San Benito.
- El primer grado de la humildad es una obediencia pronta.
- La ociosidad es enemiga del alma; y, por lo tanto, los hermanos deberían ser empleadas en trabajo manual en determinados momentos. En otros, en la lectura devota.
- A los dormilones les gusta hacer excusas.
- El Abad debe siempre tener en mente lo que es y lo que ha sido llamado a hacer; debe saber que a quien más se le confía, a él más se le exigirá.
- Él debe saber que quien emprende el Gobierno de almas debe prepararse a el mismo para dar cuenta de ellas.
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by Lance Ralston | Feb 24, 2019 | Spanish |
Este episodio 17 se titula “Que Diferencia hace un Siglo.”
Empezando a la mitad del cuarto siglo, la Historia de la Iglesia caminó juntamente con la historia del Imperio Romano. Con la muerte de Constantino el Grande, el poder del Imperio se dividió entre sus 3 hijos, Constantino II, Constante y Constancio II. En las maniobras de hombres hambrientos por el poder que siguieron, ellos le dieron poco honor a su crianza en una educación cristiana. Ellos eliminaron rápidamente cualquier reto por parientes de su padre, y luego se puso a pelear entre ellos mismos. Tres años después de la muerte de su padre ya estaban ellos en una guerra de lucha por la supremacía exclusiva. Constantino II fue asesinado por Constante, quien a su vez fue asesinado por un Comandante de Galicia de la Guardia Imperial llamado Magnentius. Después de su derrota y el suicidio de Magnentius, Constancio se convirtió en el único Emperador y reinó hasta su muerte en el año 361 d.C..
Constancio se aparto de la sabia política de tolerancia religiosa de su padre Constantino. Constancio fue fuertemente influenciado por el obispo Arriano de Constantinopla Eusebio, que le inspiró a utilizar su autoridad de su posición para imponer la manera Arriana del Cristianismo no sólo sobre los paganos del Imperio, sino también en aquellos Cristianos que seguían a la Ortodoxia de Nicea. El paganismo fue reprimida violentamente. Los templos fueron saqueados y destruidos con el botín procedente de ellos dado a la Iglesia o a los que apoyaban a Constancio. Como los Cristianos habían sido previamente sometidos a detención y ejecución, ahora era en contra de los paganos. No inesperadamente, un gran número de antiguos paganos vinieron al Cristianismo; su conversión fingida. Una persecución similar fue aplicado hacia Cristianos que seguían a la Ortodoxia de Nicea. Fueron castigados con la confiscación de bienes y el destierro.
Constancio se entrometió en la mayoría de los asuntos de la Iglesia, la cual, durante su reinado estuvo plagado de controversia doctrinal. Llamó a una multitud de consejos; en Galia, Italia, Illyricum, y Asia. El se veía como un gran teólogo y le gustaba que lo llamaran el Obispo de los obispos.
Constancio justificó su violenta represión del paganismo diciendo que era como la orden de Dios a Israel de aniquilar la adoración y los ídolos de los Cananeos. Pero lideres inteligentes de la iglesia como Atanasio argumentaron en su lugar por la tolerancia. Atanasio escribió,
Satanás, porque no hay verdad en él, rompe con el hacha y la espada. Pero el Salvador es suave, y obliga a nadie a quien viene, pero toca y habla con el alma: “Abrir a mí, mi hermana?” Si estamos abiertos a Él, entra, pero si nosotros no estamos dispuestos se va. La verdad no es predicada por la espada y la mazmorra, por el poder de un ejército, sino por la persuasión y la exhortación. ¿Cómo puede haber persuasión donde el temor del Emperador es prioritario? Cómo exhortación, donde la contradicción solo tiene que esperar el destierro y la muerte?
La constante oscilación del péndulo de la historia, predice que la fuerza que obligó a la fe a muchos por Constancio provocaría una reacción pagana. Esa reacción se produjo inmediatamente después de Constancio durante el reinado de su primo, Juliano el Apóstata. Juliano sólo había evitado la purga anterior de su familia, porque él era demasiado joven para una amenaza. Pero los jóvenes crecen. Julián recibió una educación Cristiana y fue entrenado para tener una posición en el liderazgo de la iglesia. Pero tenia y alimentaba un odio secreto por la religión de la corte, una religión en la que casi todos de su familia había sido exterminada. El estudió los textos prohibidos de místicos orientales y filósofos griegos; y todo era más emocionante porque estaban prohibidos. Juliano se volvió tan inmerso en el paganismo, que se hizo el líder de una orden secreta dedicada a mantener viva la antigua religión.
A pesar de su hostilidad hacia el Cristianismo, Juliano reconoció que la fe era demasiado arraigada en el Imperio para volver atrás el reloj a una época en la cual los cristianos eran persona non grata. Él decidió en lugar de simplemente soltarse la influencia que habían establecido en el ámbito civil. Nombró a los no cristianos a puestos importantes y recupero algunos de los antiguos templos paganos que se habían convertido en iglesias y los puso de vuelta a su uso original.
Juliano promulgó una política de tolerancia religiosa. Cada uno era libre de practicar la fe que quería. Pero no nos equivoquemos, Juliano quería eliminar al Cristianismo. Sentía que la mejor manera de conseguirlo, no era atacarla abiertamente. Después de todo, 200 años de persecución ya habían demostrado que ese método no era eficaz. Más bien, Juliano se enfoco en que todas las diversas sectas del Cristianismo acabarían yendo a la guerra las unas con la otros y el movimiento moriría la muerte de mil cortes, todas auto infligidas. Su plan no funcionó, por supuesto, pero era una astuta observación de que tan facciosos los seguidores de Cristo puede ser.
Cuando Juliano fue asesinado en el año 363 d.C. en una mal aconsejada guerra en contra los Sasánidas, el renacimiento pagano que esperaba, fracasó. Las razones de su desaparición eran muchas. Desde que el paganismo era una amalgama de diversas cosmovisiones y creencias contradictorias que a menudo carecian de la unidad necesaria para enfrentar al Cristianismo. Y comparado con las virtudes, moralidad y prioridades éticas del Cristianismo, el paganismo era insignificante.
Juliano esperaba eliminar al Cristianismo, permitiendo que sus diversas sectas operaran unas al lado de otras igual nunca se materializó. Al contrario, se dieron avances importantes hacia un entendimiento mutuo en los debates doctrinales que los dividian. El antiguo Atanasio seguía vivo y como un anciano lider de la iglesia se había puesto menos combativo, que lo hizo un punto de encuentro para los diferentes grupos. Llamó a una reunión de los líderes de la iglesia en Alejandría, en el año 362, justo en el medio del reinado de Juliano, para reconocer al Credo de Nicea como la declaración oficial de la deidad de Cristo para la Iglesia. Su resolución fue aprobada.
Pero un gran problema estaba creciendo en la importante ciudad de Antioquía. Mientras que las iglesias del Oeste bajo el liderazgo del Obispo de Roma permanecieron firmes en su lealtad al Credo de Nicea, el Imperio del Oriente se inclinaba hacia el Arrianismo. Antioquía de Siria Oriental fue una ciudad clave dividida entre los partidarios de Nicea y el Arrianismo. La iglesia oficial, es decir, reconocida por el Emperador de Constantinopla tenia un Obispo Arriano. Los Cristianos pro-Nicea y estaban encabezados por el Obispo Paulino de una iglesia cercana. Pero en el año 360 d.C., un nuevo obispo subió a encabezar la Iglesia Arriana en Antioquía – y él era un devoto de la Ortodoxia de Nicea llamado Meletius! Esto ocurrió justo en un momento en que más y más obispos orientales salían en favor del Credo de Nicea. Estos Obispos Orientales apoyaron al nuevo Obispo Meletius de Antioquía. Se podría pensar que esta sería una fusión de los viejos seguidores de Nicea bajo Paulino con el nuevo obispo, y → asumiríamos equivocadamente. Roma y la Iglesia Occidental consideraban a Paulino como el legítimo Obispo de Antioquía y seguían siendo sospechosos de Meletius y el nuevo enfoque que traía de Nicea. Sus esfuerzos para negociar con y ser aceptados por la iglesia Occidental fueron rechazados. Esto sirvió para aumentar las diferencias entre Oriente y Occidente, que ya había venido creciendo durante las últimas décadas.
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Un nuevo centro de fuerza espiritual se desarrollo durante este tiempo en Capadocia, en el centro-este de Asia Menor. Se formó alrededor de la vida de 3 líderes de la Iglesia, Basilio el Grande, su hermano Gregorio de Nisa y su amigo Gregorio de Nacianzo. Su trabajo respondió a las persistentes preocupaciones que rodeaban las palabras que el Consejo de Nicea había elegido para describir a Jesús como siendo de la misma sustancia que el Padre. Estos 3 Padres Capadocios fueron capaces de convencer a sus hermanos que el original Credo de Nicea era la mejor formulación que iban a poder producir y que aceptaran que Jesús era de la misma sustancia que el Padre, y por lo tanto Dios, no una sustancia similar y por lo tanto algo distinto o inferior a Dios, como los Arrianos enseñaban. Lo expresaron en términos que hacían evidente que existía sólo un Dios, pero en 3 personas que individualmente son, y que juntos forman un solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dijeron que los 3 operaban inseparablemente, ninguno nunca actuaba independientemente de los demás. Cada acción divina comienza desde el Padre, continúa a través del Hijo, y se completa en el Espíritu Santo.
En el año 381 d.C. en el Concilio de Constantinopla, la Iglesia Oriental demostró su aceptación de la teología de los Padres Capadocios’ al afirmar su adhesión al Credo de Nicea. Efectivamente, esto marcó el fin del Arrianismo dentro del Imperio. Y a diferencia de los 3 anteriores Concilios Ecuménicos, el Concilio de Constantinopla no fue seguido por años de contiendas amargas. Lo que el Consejo no pudo hacer era resolver la división en la iglesia de Antioquía. El Occidente continuó apoyando a los originales seguidores de Nicea mientras el Oriente apoyó los nuevos. Era evidente para todos que la tensión entre la antigua sede del poder Imperial y la nueva capital; entre Roma y Constantinopla estaba creciendo. Y que Obispo de cual iglesia sería el líder reconocido por la totalidad de la Iglesia? Antioquía se convirtió en el sitio donde esta batalla fue vivida a través de sus representantes, Paulino y Meletius.
El Concilio de Constantinopla intento parar esta contienda mediante el desarrollo de un sistema de leyes de como las iglesias serían dirigidas. Las resoluciones del Consejo, y de todos los concilios de la Iglesia celebrado durante estos años, se denominaban Ley Canónica, que establecía la política por la cual la Iglesia habría de funcionar. Una de las resoluciones del Concilio de Constantinopla estableció lo que se conoce como Diócesis. La diócesis era un grupo de provincias, que se convertían en una región en la que el Obispo presidia con la eucaristía. La regla era que una diócesis no pueden interferir en el funcionamiento de otra. Cada cual tenía que ser autónoma.
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Aunque Joviano siguió a Juliano como Emperador en el año 363, Su reinado fue corto. Siguió una política de tolerancia religiosa, como hizo Valentiniano I que le sucedió. Valentiniano reconoció que el Imperio era demasiado vasto para un hombre de estado y nombró a su hermano menor Valente para dominar al Oriente. Valente fue menos tolerante que su hermano y ataco tanto el paganismo y al los Ortodoxos de Nicea. Pero Valente fue el último Arriano en reinar en el Oriente o en el Occidente. Todos los Emperadores posteriores fueron Ortodoxos; es decir, siguieron el Credo de Nicea.
Cuando Valentiniano murió en el año 375 d.C., el Imperio el imperio de Occidente cayó a su hijo Graciano. Y cuando Valente murió, Graciano eligió un experimentado soldado llamado Teodosio para dominar el Oriente.
Graciano y Teodosio presidieron en la desaparición definitiva del paganismo. Ambos hombres apoyaron firmemente la fe ortodoxa, y a peticion del Obispo Ambrosio de Milán, promulgaron políticas que pusieron el fin a la adoración pagana. Por supuesto, los individuos dispersos por todo el imperio continuaron secretamente a ofrecer sacrificios a los ídolos, a través de los rituales supersticiosos del pasado, pero como una institución social con templos y un sacerdocio, el paganismo había sido erradicado. Bajo el reinado de Teodosio, el Cristianismo fue nombrada la religión oficial del Imperio.
Terminaremos este episodio con un vistazo a cómo la iglesia en Roma surgió a ser la líder de la Iglesia en el Imperio durante los 4º y 5º siglos.
En teoría, todos los Obispos de las muchas iglesias del imperio eran iguales. En realidad, desde el tiempo de los Padres Apostólicos, algunos habían ganado mayor importancia porque sus iglesias estaban en las ciudades más importantes. Durante el 2º y primera parte del 3º siglo, Alejandría, Antioquía, Roma y Cartago eran los lugares de mayor fuerza espiritual; sus pastores principales reconocidos como líderes, no sólo de sus iglesias, sino de toda La Iglesia. El Concilio de Nicea en el año 325 d.C. reconoció la iglesia de Alejandría como la iglesia principal de todo el norte de África, en el oriente era Antioquía y Roma como preeminente en el Oeste.
Constantinopla, la nueva capital política oriental, se agregó a esa lista en el año 381 por el Concilio de Constantinopla. Como uno de sus decretos de la Ley Canónica, el Consejo declaro a Constantinopla segunda sólo a Roma en términos de primacía para decidir asuntos de la iglesia.
Se puede suponer que el Obispo de Roma aceptaría con mucho agrado esta declaración del Consejo, siendo que reconocía a la “sede” Romana, (es decir, un territorio de la autoridad del obispo) como principal. Él no! Él se opuso porque la decisión del Consejo implicaba que la posición de una iglesia y su Obispo dependía de la importancia de su ciudad en el Imperio. En otras palabras, la cercanía al centro del poder político es lo que era más importante. El Obispo de Roma mantuvo que la preeminencia de Roma no dependia de la proximidad política pero de un precedente histórico. El dijo que el decreto de un sínodo o consejo no podía transmitir la primacía. El Obispo Romano alegó que Roma tenia la importancia porque Dios lo había decretado así. En un concilio en Roma un año después del Concilio de Constantinopla, el Obispo Romano Dámaso dijo que la primacía de Roma recaía sobre el Apóstol Pedro que fundo la iglesia Romana. Desde mediados del 3º siglo, los cristianos Romanos habían utilizado Mateo 16, Lucas 22 y Juan 21 para reclamar que su iglesia poseía una única autoridad sobre otras iglesias y obispos. Esta Teoria Petrina como se llego a conocer, fue generalmente aceptada por el final del siglo 6º. Esta alegaba que Pedro había sido dado primacía en respecto a sus compañeros apóstoles, y que su posición superior habia sido transmitida desde él a sus sucesores, los Obispos de Roma, en virtud de la sucesión apostólica.
En verdad, ya existía una importante comunidad Cristiana en Roma cuando Pedro llegó a Roma y fue martirizado. Los cristianos honraban a Pedro como lo hicieron a todos sus mártires, haciendo que su tumba, un lugar popular de reunión. Eventualmente, se convirtió en un santuario. Entonces, cuando la persecución terminó, el santuario se convirtió en una Iglesia. El líder de esa iglesia se asoció con Pedro, cuya tumba era su característica central.
Cuando Constantino llegó al poder, ordenó una basílica construida en el sitio de la Colina Vaticana. Para marcar que un nuevo día de favor hacia la Iglesia había llegado, Constantino dio el Palacio Lateranense, donde la Emperatriz Romana había vivido, al Obispo de Roma como su residencia. Pero la historia que surgió más tarde que pone al Emperador Constantino arrodillado delante de Silvestre, el Obispo de Roma, pidiendo perdón en cilicio y cenizas y entregándole el reino de Italia y de Roma, es una ficción.
Hasta el Obispo Dámaso, a mediados del 4º siglo, los Obispos Romanos fueron líderes competentes de la iglesia pero que tendían a ceder con debilidad al tratar con los Emperadores que a menudo intentaban dominar la fe. Se produjo un cambio dramático hacia el final del 4º siglo, cuando el Obispo de la Iglesia Ambrosio de Milán, le dictada al Emperador que debía hacer.
El Obispo Dámaso, contemporáneo de Ambrosio, instaló la primacía de Pedro como un elemento central de la doctrina de la Iglesia. Afirmó que la iglesia Romana fue iniciada por Pedro, quien había pasado su autoridad al próximo Obispo, quien había, a su vez, la había entregó a su sucesor y que cada Obispo de Roma era un destinatario de la autoridad apostólica de Pedro. Puesto que Pedro era el líder de los Apóstoles, esto significaba que la Iglesia Romana era la iglesia principal y su Obispo el líder, no sólo de Roma sino de toda la Cristiandad. Dámaso fue el primero en referirse a los otros Obispos como ‘hijos’ en lugar de ‘hermanos’.
Eventos históricos durante el 4º y 5º siglo crecieron el poder del Obispo de Roma. Cuando Constantino trasladó la capital política a Constantinopla en el año 330 d.C., dejó al Obispo de Roma como el individuo más poderoso en Roma durante largos períodos de tiempo. La gente del Occidente buscaba de él liderazgo terrenal, así como el liderazgo espiritual cuando surgía una crisis.
Constantinopla, y el Emperador estaban cientos de kilómetros y a semanas de distancia; el Obispo Romano estaba cerca; así que la gente se dirigió a él para ejercer la autoridad en tratar con una crisis política, al igual con una crisis espiritual. En el año 410 d.C. cuando Alaric y los Visigodos vinieron a saquear Roma, El Obispo Inocente uso la diplomacia y inteligencia para salvar a la ciudad de la antorcha. Cuando el Imperio de Occidente cayó finalmente en el año 476 d.C., el pueblo de Italia esperaba que el Obispo Romano para asuntos civiles, así como el liderazgo religioso.
Grandes líderes como Cipriano, Tertuliano y Agustín eran hombres sobresalientes de la iglesia occidental, que se habían puesto bajo el liderazgo del Obispo de Roma. El Imperio del Occidente también había logrado mantenerse libre de las herejías y los desafíos que habían sacudido al Imperio del Oriente, especialmente, el problema con Arrío y sus seguidores. Esta solidaridad doctrinal se debió en gran parte al liderazgo de los Obispos de Roma.
Otro factor que contribuyó al aumento del dominio de Roma fue la caida de los otros grandes centros Cristianos. Jerusalén perdió su lugar debido a la rebelión de Bar Kochba en el 2º siglo. Alejandría y Antioquía fueron invadidos por los Musulmanes en el 6º y 7º siglo; dejando a Constantinopla y Roma como los únicos centros de poder.
En un edicto Imperial en el año 445 d.C., el emperador Valentiniano III reconoció la supremacía del Obispo de Roma en los asuntos espirituales. Lo que dijo se convirtió en Ley Canónica para todos.
Otra gran ventaja para la influencia y el prestigio del Obispo Romano fue la labor misionera de monjes leales a Roma. Clovis & Agustín plantaron iglesias en el Norte de Francia y Gran Bretaña, todos con lealtad a Roma.
Pero por encima de todo, la Iglesia Romana fue encabezada por varios obispos muy capaces durante este tiempo; hombres que no perdían ninguna oportunidad para mejorar y ampliar su poder.
Leo I fue el Obispo en Roma desde el año 440 al 461 d.C. y fue el mas capaz ocupante de la posición de Obispo hasta Gregorio I, 150 años más tarde. Su habilidad le llevo a recibir el título de “Leo Magno o Leo el Grande.”
No estamos seguros cuando los Obispos de Roma comenzaron a llamarse “Papa”, un título que durante años había sido utilizado por el Obispo de Alejandría. Pero Leo I fue el primero en referirse constantemente a sí mismo como Papa – del Latín, un término afectuoso de un niño a su papa. En el año 452, Leo convenció a Atila el Huno dejar la ciudad de Roma, y no saquearla. A continuación, 3 años más tarde cuando los Vándalos vinieron a destruir la ciudad, Leo los convenció a limitar su destrucción a 2 semanas. El líder Vándalo Gaiseric mantuvo su palabra, y los Romanos siempre después de esto estimado a Leo como el que salvó a la ciudad de la destrucción.
El Papa Leo insistió en que todos los tribunales de la iglesia y las sentencias de todos los Obispos debían de ser sometidas a él para que el tomara la decisión definitiva. Esto es lo que el edicto de Valentiniano III del año 445 d.C. le había concedido y estaba decidido a aplicarlo.
El Papa Gelasio I, quien gobernó desde el año 492 al 496 d.C., decia que Dios le daba poder sagrado al Papa y poder real al Rey. Pero debido a que el Papa tenia que rendir cuentas a Dios por el Rey en el juicio final, el poder sagrado de la Papa era más importante que el poder real. Por tanto, los gobernantes civiles deberían someterse al Papa. Mientras que todos los emperadores no se sometieron automáticamente a los Papas, la mayoría de ellos si renuncio una gran parte de su autoridad y influencia política a los Obispos Romanos.
by Lance Ralston | Jan 18, 2019 | Spanish |
El Episodio de esta semana se llama “Salen las Navajas.”
El Concilio de Nicea trato más que solamente la controversia Arriana sobre cómo entender la naturaleza de Cristo. Los 300 obispos reunidos en Nicea determinaron también una lista de dictámenes sobre cuestiones de la vida diaria de la Iglesia que habían sido objeto de discusión durante años. Entre ellos, el principal, fue la fijación de la fecha para la celebración anual de la Resurrección de Cristo. Asimismo, establecieron diversas normas para la organización de la Iglesia y el ministerio de los diáconos y sacerdotes.
La iglesia estaba creciendo con más congregaciones formándose, y la necesidad de algún tipo de organización se hizo evidente. Para fines administrativos, el mundo de la iglesia- fue dividido en provincias con centros en Roma en el Oeste y en el Este, cuatro sedes; Alejandría, Antioquía, Jerusalén y Constantinopla. Puede parecer extraño para nosotros hoy en día que sólo había 1 iglesia en el Centro Occidental, mientras que en el Este había 4. ¿Por qué había tantas? La respuesta se encuentra que en el Este la Iglesia tuvo su mayor alcance y crecimiento.
Los Obispos en estas 5 iglesias fueron dadas la supervisión de sus regiones circundantes. Esto avivó una gran rivalidad entre Alejandría y Antioquía, la segunda y la tercera ciudades más grandes en el Imperio después de Roma. Estas 2 ciudades competían entre sí por el liderazgo de todo el Oriente. La rivalidad se hizo más compleja cuando la Iglesia de Constantinopla, la nueva capital del Imperio Oriental, fue añadida a la mezcla. El concurso entre ellos en el principio tuvo lugar principalmente en el ámbito de debates teológicos, pero más tarde se convirtió mas siniestro cuando la posición eclesiástica igualaba al poder y la riqueza.
Pero la asombrosa unión de los Obispos en el Concilio de Nicea parecía proclamar el amanecer de una era de paz y de tranquilidad para la Iglesia y el Imperio. Pero esto no iba a pasar tan facilmente. Mientras que los Obispos coincidían en la palabra “homo-ousias” para describir a Jesús, siendo una sustancia con el Padre, muchos Obispos, posiblemente incluso más, al dejar el concilio de Nicea, sintieron la presión del Emperador Constantino cuando les obligo a tomar una posición con la cual no estaban contentos. Después de Nicea, muchos de ellos lamentaron haber cedido y resintieron su presión para solucionar el problema.
No quiero ponerme demasiado técnico aquí, pero eso es precisamente lo que esto era; una cuestión muy técnica de análisis de palabras, tratando de encontrar una expresión exacta de su convicción acerca de la humanidad y deidad de Cristo. No es que los obispos no creen que Jesús fue nada menos que Dios. Es sólo que la palabra utilizada en el Credo de Nicea, “homo-ousias’, no capturaraba lo que ellos pensaban que la verdad de la era deidad de Jesús. Muchos de los obispos estaban incómodos con esa palabra porque los Gnósticos habían usado esa palabra para describir sus creencias acerca de Jesús unas pocas décadas antes.
No mucho después de que el Consejo de Nicea, muchos de los que respaldaron y firmaron el Credo se empezaron a alejar de él. Empezaron a ofrecer varios credos alternos, algunos cercanos a la versión de Nicea y otras muy diferentes de ella. Ninguno de ellos usaba la palabra “homo-ousias.’
Fue en el Oriente donde hubo la mayor agitación teológica. Después de Constantino, varios de los Emperadores fueron decididamente hostiles a la posición de Nicea. Unos pocos fueron abiertamente amables con el Arrianismo que Nicea debía haber enterrado.
Como vimos la última vez, aunque la iglesia de Alejandría era una de las iglesias principales en el Oriente, su Obispo Atanasio fue el único que lucho por el Credo de Nicea en el Oriente. Aunque Constantino había patrocinado y apoyado a Nicea, aplicando sus términos con el uso de la autoridad civil, su deseo de unificar el Imperio y la Iglesia le movió a presionar a los obispos a re-instalar a Ario y sus seguidores; no como dirigentes, sino simplemente como miembros de la iglesia. Cuando Atanasio y otros Obispos pro-Nicea se negaron, Constantino los castigo con el destierro. Entonces, después de una temporada, cambiaba su opinión y les permitía regresar. Pero cuando esos mismos dirigentes Eclesiásticos de nuevo resultaron tener demasiados principios cuando Constantino quería aprobar alguna otra proclamación, los desterraba nuevamente. Los sucesores de Constantino siguieron su ejemplo.
Por razones que se relacionan más a la política que a preocupaciones doctrinales, medio siglo después del Concilio de Nicea, vio la iglesia Oriental efectivamente tomado por los Arrianos. El Obispo Pro-Ario de Nicomedia, Eusebio (no el famoso historiador de la iglesia) fue autorizado a regresar a su puesto después de 2 años de exilio. Él inmediatamente se propuso de deshacer Nicea. Persuadió a Constantino para regresar a Ario del exilio y cuando el hereje compareció ante el emperador, confesó una Declaración de Fe que parecía alinearse con la Ortodoxia de Nicea, pero fue en realidad sólo una ingeniosa pieza de gimnasia verbal que engaño al Emperador. Atanasio no fue engañado y se negó a afirmar a Ario como miembro de buena reputación. Así que Eusebio y sus seguidores conspiraron para deshacerse de él. Un consejo de Obispos Orientales fue llamado en el año 335 d.C. en mientras estaban en camino a Jerusalén para celebrar la dedicación de la Iglesia del Santo Sepulcro que Constantino había apenas construido. En Tiro, los Obispos condenaron a Atanasio como culpable de conducta inapropiada para un Obispo. Esto fue trágicamente cómico, porque Atanasio era uno de los Obispos mas piadosos que podías encontrar. Lo que Eusebio y sus seguidores querían decir era que la conducta correcta para un Obispo era estar de acuerdo con ellos, “Porque, simplemente porque si. Dejar de ser polémico o que te acusaremos con conducta inapropiada de un Obispo!” Atanasio reconoció la emboscada y fue al emperador para abogar por su caso. Eusebio lo siguió y advirtió a Constantino que había escuchado a Atanasio amenazado de convocar una huelga de los trabajadores portuarios Alejandrinos que cargaban el grano en los barcos que alimentaban tanto a Constantinopla y a Roma. Sin la cosecha de Egipto, las ciudades se pasan una terrible hambre y se producirían terribles disturbios. Eusebio sabia que la acusación era ridícula pero él sabía que el Emperador no podía correr el riesgo que fuera verdadero. Constantino se vio obligado a exiliar a Atanasio a Trier en Germania.
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Si usted es un subscriptor de CS, ya saben que a veces hablamos rápidamente de años, incluso décadas de la Historia de la Iglesia con un sólo breve resumen. Otras veces nos frenamos y nos profundizamos en el tema. La razón de esto es porque hay momentos, temporadas, incluso épocas, donde tendencias se desarrollan, movimientos nacen que tienen un impacto en eventos que afectan el curso de los años siguientes. Hemos frenado un poco para centrarnos en los años después de Nicea porque son ilustrativas de que tan destructiva ha sido la infiltración del poder político para la Iglesia. Sólo 20 años después de la conversión de Constantino y el edicto de Milán, los líderes de la iglesia ya estaban haciendo uso de su autoridad, no como guías espirituales para bendecir a los que Dios había encomendado a su cargo, pero para acumular más poder e influencia en el ámbito civil y político. Un hombre como Atanasio, cuya única preocupación era glorificar a Dios y cumplir fielmente con su función como pastor, demostró no ser rival para la astucia política de alguien como Eusebio quien usaba su cargo como Obispo para tener la atención del Emperador y asegurar la autoridad civil para imponer su voluntad. Mientras que la Iglesia perseguida se alegró de que el Emperador era finalmente uno de ellos, no podían prever que la fusión de Iglesia y Estado traería un nuevo conjunto de problemas que convertiría a sus dirigentes en competidores enfocados en el poder. Mientras que muchos Obispos resistieron la tentación del poder político y permanecieron fieles a su tarea espiritual, muchos otros fueron seducidos y se hundieron en el gran juego de la política Eclesiástica. Las maquinaciones y contiendas entre Eusebio y Atanasio probablemente no habrían ocurrido durante las persecuciones de las décadas anteriores. Pero cuando la autoridad civil fue cedida a los dirigentes de la Iglesia, las dagas doctrinales salieron y la Teología se convirtió en una excusa detrás de la cual ellos podrían tramar cómo ganar ventaja política.
El historiador Eusebio, no el villano que atacó a Atanasio, pero el que escribió la primera crónica de la Historia de la Iglesia, ayudó a quitar las líneas entre la iglesia y el estado. Después de trazar el rumbo de la Iglesia desde los Apóstoles a Constantino en su libro de Historia Eclesiástica, Eusebio presento a Constantino como mucho más que un gobernante predispuestos hacia la fe. Oh no – Eusebio designo a Constantino como mucho más que eso. Él era el agente de Dios; ordenado por Dios para proporcionar liderazgo tanto para la Iglesia y el Imperio.
Eusebio decía que así como la Iglesia era una manifestación del Reino de Dios en la tierra, para establecer en la regla en los asuntos espirituales, de la misma manera el Imperio bajo Constantino era una manifestación del Reino de Dios en la tierra para ser la regla en asuntos civiles. Dios usaría a los dos para llevar a cabo su plan de redención. Y como Dios reinaba en el cielo, Constantino reinaba en la tierra. No era un dios, como algunos de los primeros Emperadores habían clamado, pero él era, Eusebio razonada, el agente exclusivo de Dios para administrar su reino sobre la tierra.
Estas ideas de la monarquía y la realeza que Eusebio promovió del Emperador fue bien recibido en el Oriente, donde los monarcas siempre han sido estimados como semi-divinos. Pero la histórica aversión de Roma a reyes, y su reacción alérgica a la monarquía, significaba que cuando Eusebio promovió a Constantino no fue bien tomado en el Oeste. Este otro factor causo que Constantino se quedara mas en el Este. La promoción de Eusebio de Constantino como líder de Iglesia y del Estado establece los cimientos para la aparición de un hombre en quien la Iglesia buscaría ese liderazgo. Si no el Emperador, otro líder dinámico de la iglesia, un obispo de obispos.
Cuando Constantino murió en 337 d.C., el Imperio se dividió entre sus tres hijos, quienes se alinearon detrás de una postura pro- o anti-Nicea. Finalmente uno de ellos, el Pro-Ario Constancio, tomo la autoridad absoluta. Pero inmediatamente después de la muerte de Constantino, muchos líderes de la iglesia fueron autorizados a regresar a sus hogares desde el exilio, incluso Atanasio. Su enemigo, el pro-arriano Eusebio se mudo de Nicomedia a la capital en Constantinopla donde convenció a Constancio a desterrarlo una vez más. Atanasio sabía que Eusebio era movido por mera voluntad política y fue → a Roma para exponer su caso.
En 340 d.C. un Consejo de Obispos Occidentales fue convocado y la excomunión de Atanasio fue anulada y se reafirmó la posición doctrinal del Credo de Nicea. Esto fue un guante arrojado al suelo ante las Iglesias Orientales que ahora se inclinaban decididamente hacia el Arrianismo. Contaban con el Emperador como principal defensor y promotor. Los Obispos Orientales se hicieron una pregunta crucial; que se volvería central en las décadas que siguieron. Fue esta: que le daba a Roma el derecho de revocar sus decisiones? Después de todo, Atanasio era un Obispo de Alejandría, una ciudad Oriental. Él era su problema, no el de Roma. Entonces, ¿cómo el Occidente pensar que podría meterse en asuntos Orientales? Y además, ¿Quiere Roma realmente meterse con el Emperador? Él es, después de todo, uno de los nuestros.”
Al año siguiente, 341 d.C., los Obispos Orientales convocaron su propio consejo en Antioquía para ir en contra de Roma. Curiosamente, cuando se sentaron a establecer una posición oficial sobre el Arrianismo, se dieron cuenta que no podía ser apoyado y terminaron repudiándolo. Los debates manifestaron que no eran Pro-Ario tanto como insatisfechos con la forma en que la Deidad de Cristo había sido expresada en Nicea. Una manera que entenderlo es imaginarnos a los miembros de una familia, pensando en comer “Pescado… No he tenido el “pescado” durante mucho tiempo. Yo debería comer un buen pescado.” Pero luego cuando todos terminan hablando acerca de dónde quieren ir a cenar el sábado por la noche, están de acuerdo en lo que realmente quieren es un buen corte de carne. Eusebio era claramente pro-arriano y tenia el oído del Emperador. Pero cuando los demás Obispos Orientales se reunieron, se dieron cuenta que realmente no deseaban su Arrianismo que olía a pescado. Lo que querían era el Corte de Carne que habían buscado servir con el Credo de Nicea pero por la prisa de Constantino acabaron con una hamburguesa barata. De modo que el Consejo de Antioquía del 341 d.C. repudió el Arrianismo. Pero no le iban a agradecer a Roma la intromisión en sus asuntos y se rehusaron a dar marcha atrás al exilio de Atanasio. Por último, el Consejo de Antioquía falló en que eran incapaces de ofrecer una declaración del Credo mejorado o con resolviendo los problemas del Credo de Nicea. Sus esfuerzos terminaron sólo agregando a la confusión acerca de lo que creían los Cristianos acerca de Jesús.
A petición de su hermano Constans, Constancio llamó a un consejo de Obispos Orientales y Occidentales en Sárdica en lo que es Bulgaria moderna apenas un año después de Antioquía. Este Consejo no logró nada nuevo, lo único que hizo fue dividir aún más al Este del Oeste. Aunque se produjo una calma temporal, la fractura entre las dos mitades del Imperio que se reveló en Sárdica sólo se hizo más pronunciada en las décadas que siguieron. Nunca fue sanada.
Atanasio volvió otra vez a Alejandría, pero sólo para ser desterrado unos años más tarde cuando Constancio tomó el control del Imperio Occidental de su hermano. Entonces Constancio permitió a sus amigos Arrianos dictar las políticas en Occidente como lo habían hecho en el Oriente. Los Obispos de Nicea fueron sustituidos por los Arrianos. Atanasio fue condenado y desterrado nuevamente. Tienes que sentir un poco de tristeza por este pobre chico que sólo quería tomar cuidado de su iglesia, al no poder sentarse con los brazos cruzados y ver a hombres corruptos llevar una guerra en contra de la Verdad para obtener ventajas políticas.
Cuando Constancio entró a los últimos años de su reinado, forzó un par más de consejos para adoptar la palabra “homoi-ousias” respaldada por Ario para describir a Jesús como siendo de sustancia similar con el Padre en lugar de la formulación de Nicea de “homo-ousias” – UNA y la misma sustancia que el Padre. Y de nuevo, como en Nicea, esta terminología fue forzada sobre los Obispos. Como sucedió después de Nicea, se fueron del consejos resentidos a ser obligados a aceptar una doctrina que no podían apoyar. El efecto fue el opuesto exacto de lo que Constancio y su sacerdote Arriano Eusebio querían. Los Obispos se regresaron al Credo de Nicea. “Homo-ousias” podría no ser precisamente la forma en que se describía mejor la deidad de Jesús, pero era mejor que el requerido reciente de “homoi-ousias” y tendría que ser suficiente hasta que alguien podría encontrar una mejor de decirlo.
Una mejor formulación de la deidad de Cristo vino gracias a los 3 Obispos que asumieron el estándar de Nicea después de que Atanasio murió. Vamos a conocerlos en el próximo episodio.
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by Lance Ralston | Dec 2, 2018 | Spanish |
El Episodio de esta semana se llama, “Contra Munda”
En nuestro último episodio observamos cómo el emperador Constantino esperaba que el Cristianismo sería una influencia unificadora en el lejano y agitado Imperio Romano. Pero tan pronto como él y su co-emperador Licinio aprobaron el edicto de Milán, la concesión de tolerancia religiosa para todos los sujetos del Imperio, los debates teológicos y doctrinales que habían estado en creciendo durante años comenzaron a salir a la superficie.
Cuando la Iglesia estaba siendo aplastada por la persecución antes de Constantino, los Cristianos tenían una amenaza inminente por la cual preocuparse. Pero ahora que la persecución se había levantado, cuestiones secundarias se movieron al frente.
Como vimos en la conclusión del último episodio, los Donatistas en el Norte de África pidieron al Emperador que fuera el mediador en su controversia con los no-Donatistas. En el Concilio de Arles, los Donatistas perdieron el debate sobre si los líderes de la iglesia que habían lapsado o negado la fe podrían ser reinstalados. Cuando se negaron a obedecer al concilio, Constantino envió tropas a Cartago, la Iglesia principal en el Norte de África, para imponer su voluntad. Por primera vez, el poder del Estado fue utilizado para forzar la política de la Iglesia sobre los demás cristianos. Un interesante dato del Concilio de Arles fue la presencia de 3 Obispos de Gran Bretaña. Esto nos da una idea de hasta qué punto el Evangelio había penetrado al comienzo del 4ª siglo.
Pero la polémica Donatista no fue la única o el debate mayor que afectaría a la Iglesia en ese momento. El mayor desafío doctrinal que afronto a la Iglesia fue cómo entender la persona de Jesucristo. Un pastor de una iglesia cerca de Alejandría, Egipto llamado Ario se convirtió en el campeón de una posición que dijo Jesús era humano pero no Dios.
Al embarcarnos en este capítulo de la Historia de la Iglesia, permítanme comenzar diciendo que fue en estos primeros años, cuando los líderes de la iglesia, contendían sobre la identidad de Cristo y de su relación con el hombre y Dios, que se asentaron las bases teológicas de lo que tenemos hoy como Ortodoxia. Se necesitaron muchos años y varios consejos antes de que los padres de la Iglesia hubieran terminado el trabajo de capturar la esencia de lo que ahora llamamos doctrina ortodoxa con las palabras correctas para expresarlo. El camino a seguir no fue fácil. El camino estuvo plagado de gran tribulación, angustia y, a veces, el derramamiento de sangre. Comenzó con un debate sobre la naturaleza de Cristo; era Dios, o hombre, o ambos? Si era ambos, ¿cómo podemos entenderlo; tenía 2 naturalezas o 1 naturaleza híbrida que combinaba las 2? Y si Jesús es Dios, entonces ¿cómo podemos describir a Dios como uno, sin embargo, ser Padre e Hijo? Ah, y no te olvides del Espíritu Santo? ¿Cómo vamos a describir todo esto sin decir algo sobre Dios que es falso?
Les advierto que al llevar todo esto al 5º y 6º siglo, especialmente en los debates sobre cómo entender la naturaleza de Cristo, vamos a ver algunos de los líderes de la iglesia actuando de una manera decididamente no-Cristiana. Uno de los Concilios de la Iglesia llamados a resolver esta cuestión, terminó en un sangriento motín! Estén listos porque tenemos algunas cosas divertidas e interesantes por delante.
Por ahora, dense cuenta que lo que estamos viendo en esta era al examinar la Historia de la Iglesia es muy importante y servirá como marco para el curso de la vida de la Iglesia en los próximos 300 años.
¿Cómo explico el debate que surgió en el desafío que Ario presentó?
Bueno, debido a sus antecedentes paganos, muchas personas no creían que Dios experimentaba emociones como los seres humanos las experimentan. Sin embargo, es claro en los Evangelios que Jesús si experimento tales emociones. Por lo tanto, parecía lógico determinar que Jesús no pudo haber sido divino, porque si lo fuera, entonces Dios también experimentaba las emociones humanas. La solución de Ario fue que Jesús fue la primera y más grande creación de Dios. Negando que Jesús fue eterno, él dijo, “una vez, el Hijo no existió.” Ario quería conseguir que sus ideas se grabaran en la mente del público rápidamente, por eso puso su doctrina en cortas melodías pegajosas y pronto, muchos estaban cantando sus canciones.
La posición de Ario fue muy popular entre la gente común que encontraban las doctrinas cristianas de la Encarnación y la Trinidad difíciles de entender. ¿Cómo pudo haber 1 Dios que eternamente se manifestara como 3 personas? La Descripción de Jesús de Ario era como una especie de héroe divino bajo el manto 1 Dios encajo más fácilmente con su trasfondo pagano, por lo cual adoptaron su teología. Si bien la doctrina de Ario se propagó rápidamente entre sus vecinos paganos, aquellos con una conciencia más cercana de la Biblia se opusieron a sus opiniones aberrantes. Ellos compusieron su propio coro que hoy es conocido como el Gloria Patri: “Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo; como era en el principio, ahora y siempre será, mundo sin fin.”
Alexander, el Obispo de Alejandría, y el supervisor espiritual de Ario, lideró la oposición a Ario y convocó a un grupo de líderes de la Iglesia en el año 320. Ellos examinaron la teología de Ario y fue declarada herética. Cuando Ario se negó a retractarse, lo excomulgaron. Ario se dirigió entonces a a la capital oriental del Imperio en Nicomedia y pidió apoyo de su amigo, el Obispo de la iglesia allí, un señor llamado Eusebio. Pero no el historiador de la iglesia, Eusebio, que vivía en el mismo tiempo.
Los 2 Iglesias más influyentes del Oriente estaban en oposición entre ellas, Nicomedia, la base política del Imperio y Alexandria, el centro intelectual. Porque Ario tenia el respaldo de Eusebio, se sintió alentado para volver a Alejandría. Cuando lo hizo, hubo disturbios en las calles. Pero entonces, si usted sabe algo acerca de la antigua ciudad de Alejandría, las revuelta y disturbios eran sus pasatiempos favoritos. Ellos causaban disturbios de la misma manera que nosotros vamos a un juego de futbol; era un deporte público.
Al crecer y propagarse la controversia Ariana, el Emperador Constantino se dio cuenta que si él no tomaba acción, la Iglesia en lugar de proporcionar esa unidad muy necesaria en el Imperio, se convertiría en una de las principales fuentes de disturbios y desorden. En el año 325 hizo un llamado a los líderes de la Iglesia de todo el Imperio para asistir a un consejo especial en la ciudad de Nicea en lo que ahora es Turquía moderna, con todos los gastos pagados por el. Unos 300 obispos lograron llegar, lo suficiente para que en el Concilio de Nicea hubiera una notable representación de toda la Iglesia. Muchos de los que asistieron todavía tenian las cicatrices y marcas de la persecución de Diocleciano. Cuando se reunieron, encontraron un trono para el Emperador en medio de la sala. Se sentó ricamente vestido de ropas enjoyadas correspondiendo más a un Monarca Oriental que a un Emperador de Roma.
Constantino asumió que la controversia Arriana era simplemente un debate semántico; una pelea y discusión más sobre palabras y que una reunión de los líderes Cristianos mas importantes era todo lo que se necesita para resolver la controversia. Sí, vamos a conseguir que todos juntos en un solo lugar, hablen de hombre a hombre, cara a cara. No cabe duda de que vamos a llegar a un compromiso, ¿verdad? → así que, él comenzó el Consejo con una platica motivacional acerca de la importancia de su tarea como lideres y después, les entrego la reunión a ellos. La profundidad de su inocencia fue rápidamente revelada.
Los relatos de los que paso en el Consejo revela que la cuestión doctrinal planteada por Ario fue resuelta rápidamente, pero fue cómo Ario fue manejado por el Obispo Alexander que se convirtió en el principal punto de debate.
El Arrianismo fue declarado herético. El Consejo confirmó la divinidad y humanidad de Jesús como el Hijo de Dios. Constantino le pidió a su amigo, el Obispo Eusebio de Cesárea, el famoso historiador, que presentara su credo, su declaración de fe, como algo que todo el Consejo podría aprobar como su declaración unida. Pero el Consejo no encontró a Eusebio lo suficientemente claro en su creencia en la deidad de Jesús y presento en su lugar un credo ofrecido por el Obispo de la ciudad Española de Córdoba, un hombre llamado Hosius, otro favorito del emperador. Aún así, el Consejo no llegaba a un acuerdo, y Constantino, con todo su trabajo del Imperio, se impacientó y presionó a los Obispos a reconocer lo que hoy conocemos como el Credo de Nicea, el estándar aceptado la Iglesia Romana y Oriental.
Cito el Credo de Nicea…
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz…
Luego vienen las líneas que el Consejo escribió específicamente para tratar con el error Arriano –
Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
(recordemos que la frase; será importante más adelante), por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Sólo 2 de los 300 obispos presentes se negaron a firmar el credo. Junto con Ario, fueron desterrados. Constantino asumió que la controversia Arriana había sido tratada, de modo que ahora la Iglesia podía ayudarle a unir al Imperio. Para marcar el inicio de un nuevo y glorioso día de la Iglesia y su cooperación con el Estado, Constantino celebró dando un gran banquete antes que los obispos regresaran a sus países.
Fue todo un espectáculo, estos hombres que todavía tenían las cicatrices de la persecución del emperador anterior, ahora el emperador los celebraba como invitados, comían en su suntuosa mesa, reclinándose en su propio sofá! Custodiados por sus guardaespaldas. Un hombre, que le faltaba un ojo por tortura de Diocleciano, recibió un honor especial; incluso Constantino le besó la mejilla!
Pero en los años que siguieron, algunos de esos obispos fueron expulsados de sus puestos de trabajo cuando se opusieron a esta o aquella decisión Imperial. Una Jerarquía creció alrededor de Constantino, y con asesores auto-nombrados del Emperador sobre el estado de la Iglesia. Si no les gustaba a algunos de sus colegas, se les acusaba de algún delito, y el recién ungido enemigo era exiliado y reemplazado con alguien más susceptibles a escuchar al acusador. Y tan frecuentemente como un obispo caia de favor Imperial y era desterrado, así de rápido podía llegar a ser llamado cuando Constantino cambiaba su grupo asesores por otros. El papel de líder de la Iglesia se convirtió en una especie de sillas musicales. El día de hoy sirviendo, mañana estas afuera, pero regresa el día después, manteniendo su equipaje listo en todo momento.
Un ejemplo de esto es la carrera de Atanasio.
Atanasio era un joven asesor al Obispo Alejandro de Alejandría que lideró la oposición a Ario. Atanasio era un diácono chaparro y de piel oscura que sus enemigos llamaban el Enano Negro. Como hombre joven, pasaba horas con sus héroes, los monjes en el desierto fuera de Alejandría. La palabra monje significa “solo” y tomó su nombre del aislamiento que buscaban. Atanasio se tomó sobre sí mismo la tarea de asegurarse que tuvieran comida y otras necesidad para que se dedicaron a Dios literalmente huyendo del mundo.
Atanasio tenía una mente aguda y vivió una vida muy disciplinada. Incluso a una edad temprana su brillantez fue respetada y cuando Alexander hizo el viaje a Nicea para el famoso Concilio, llevo a Atanasio con él. No mucho después de volver de Nicea, Alexander cayó enfermo y le pidió a Atanasio que le sustituyera. Pero Atanasio quería servir, no dirigir. Huyó, pues, a sus amigos, los monjes del desierto. Ellos le convencieron de su vocación para dirigir a la Iglesia & regresó como obispo de Alejandría. Él tenía 33 años.
Constantino no quería deshacer las conclusiones del Concilio de Nicea, pero también conocía que la posición Arriana todavía era popular entre muchos de la gente común. Él pensó que sería mejor que a Ario se le permitiera regresar a Alejandría como miembro de la Iglesia. Pensando que ahora que Alexander, el hombre que había conducido la oposición estaba fuera del camino, Atanasio se sometería a la autoridad Imperial y consentir que Ario volviera. Él no podría haber estado más equivocado.
Atanasio se opuso al Emperador y se negó a moverse, incluso cuando Constantino amenazó expulsarlo. Ellos lucharon por este tema por 5 años, cuando finalmente el emperador tuvo suficiente y Atanasio fue encontrado culpable de traición. En los 40 años que Atanasio fue obispo, fue desterrado y restaurado 5 veces dependiendo de los vientos de la fortuna y como estaba en el favor del Palacio Imperial. En un momento, se encontró tan completamente fuera de la buena voluntad de Emperador que incluso sus seguidores lo habían desertado. Fue durante este período que escribió y habló de su dedicación y lealtad inquebrantable a Jesús como Rey sobre todos los reyes terrenales, diciendo que nada podría debilitar su determinación a amar y servir a Dios, incluso si esto significaba “Atanasio Contra Munda” = Atanasio contra el mundo.
Recuerden que hace un solo hace un momento al leer el Credo de Nicea, les pedí que recordaran la la frase que Jesús era de una naturaleza o sustancia con el Padre. No mucho después del Concilio de Nicea, un grupo de líderes de la Iglesia decidió suavizar la posición de Nicea y moverlo un poco hacia la opinión Arriana. Ellos decían que Jesús no era la MISMA sustancia que el Padre, sino que era una sustancia SIMILAR. En Griego, es la diferencia de una letra” entre Homo-ousios – misma sustancia & la nueva terminología propugnaban – Homoi-ousios – sustancia similar.
Como es de esperar, Atanasio promovió la interpretación clásica de Nicea del homo-ousios en contra de los Medio-Arrianos y su declaración de homoi-ousios. Ahora esto puede parecer una diferencia insignificante para muchos de nosotros, pero resultó ser de enorme importancia. Si se abre la puerta, incluso dando un pequeño paso para comenzar a pensar de Jesús como algo diferente, en esencia, desde el Padre, no sería mucho antes que su deidad sería descartada por completo. Entonces, no estaríamos siguiendo el Jesús de la Biblia; el verdadero Jesús de la historia. La solitaria y firme determinación de Atanasio al aferrarse a lo que la Biblia decía acerca de Dios, en lugar de ir junto con la doctrina de la mentalidad políticamente-correcta de su día es uno de los más importantes y heroicos momentos, no sólo en la historia de la Iglesia, sino en toda la historia. Este fue uno de esos momentos que al parecer la verdad pendía de un hilo; un hilo que se parecía mucho a la letra “i”.
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Terminamos este episodio con esto . . .
Uno de las contribuciones más importantes de Constantino a la historia fue su traslado de su capital a Bizancio desde la deteriorada ruina de la gran pero ya agotado y cansada ciudad de Roma. Bizancio estaba situado en el cruce geográfico importante para el mundo antiguo y era una maravilla, que nadie había reconocido lugar estratégico antes de esto. Se asentaba en el cuello estrecho del Bósforo, la unión que controlaba el flujo del comercio marítimo entre los mares Mediterráneo y Negro. Estaba ubicada no lejos de la capital oriental de Diocleciano en Nicomedia que significaba una fácil reubicación de la capital. Constantino decidió convertir la pequeña aldea a un brillante nuevo centro de la civilización y pudo darle un buen comienzo al proyecto antes de su muerte en 337 d.C.
Al ser la capital Oriental, también se convirtió en un importante centro y sede de la Iglesia, que podría competir con Roma por los derechos de jactarse sobre que Iglesia gobernaba al mundo Cristiano.
A la muerte de Constantino era como si un mensaje fue enviado a las fronteras que ya era hora de que los enemigos de Roma empezaran a empujar sus fronteras hacia atrás. En Asia Central, los Hunos presionaron hacia el Oeste sobre los Godos, que a su vez presionaban a Roma en la frontera Oriental. Otro grupo conocido como los Visigodos finalmente pudo llegar todo el camino a Roma en 410 y saqueó la ciudad. Su líder era Alarico, quien había sido influenciado por el Arrianismo.
En los próximos años, más Orientales llegaron a su manera a través de Europa, trayendo más ruina. Cada oleada sucesiva era como otra bofetada en la cara de la una vez gran Roma, que por aquel entonces era poco más que una sombra de lo que había sido. Los Francos, Alanos, Vándalos y Ostrogodos todos tuvieron su turno golpeando a los Romanos.
Los Vándalos, que comenzaron su campaña de terror y saqueo en las estepas de Asia, cruzaron el Rin, araron un surco profundo en España, tomaron barcos para cruzar el Estrecho de Gibraltar y aterrizaron en África donde escucharon había fabulosas riquezas esperadas les esperaban. Furiosos que las riquezas que soñaban no estaban allí, se dirigieron a un desenfreno de destrucción que dejó su nombre “Vándalo” a las generaciones futuras en el sentido de que alguien viniera a traer ruina inútil y cruel.
Una de las ciudades que destruyeron en África fue la de Hipona, donde un Obispo llamado San Agustín servía como Pastor. Agustín se convirtió en uno de los teólogos más importantes de la Historia de la Iglesia. Murió durante el batalla con los Vándalos. Cuando finalmente conquistaron y destruyeron la ciudad, los Vándalos tan respetaron a Agustín que con mucha dificultad preservaron su iglesia y la amplia biblioteca que había acumulado.
Agustín de Hipona fue una influencia monumental en la Historia de la Iglesia y que volveremos a ver en un futuro episodio.
by Lance Ralston | Oct 2, 2018 | Spanish |
El episodio de esta semana es, “Manteniendo un Registro”
Los primeros 3 siglos de la historia de la Iglesia son a veces un rompecabezas difícil de armar porque no se mantenía ningún sistema coherente de narrativa histórica.
El narrativo histórico de Lucas en el libro de los Hechos narra un lapso de unos 30 años aproximadamente y narra la propagación de la fe de Jerusalén a Roma. El siguiente relato no llegaría hasta los escritos del historiador cristiano Eusebio, en el 4º siglo. Lo qué tenemos en un período de más de 200 años son los escritos de los Padres de la Iglesia cuyas cartas dan solamente una idea parcial de lo que estaba sucediendo. Tenemos que inferir y asumir un montón eligiendo qué hechos y información podemos encontrar acerca de lo que estaba sucediendo. Como hemos visto, la labor de los Padres de la Iglesia se centraba principalmente en proveer apoyo en el área pastoral y apologético. Construyendo un contexto histórico para este período proviene de la fusión de relatos seculares de la historia con los comentarios de los Padres. Pero con el trabajo de Eusebio al principio del 4 siglo, la narrativa se vuelve mucho más clara.
Eusebio comenzó a compilar su magnum opus de Historia de la Iglesia en los 290’s. Titulado Historia Eclesiástica, es un intento de proporcionar una descripción de la Comunión de los Santos, desde los Apóstoles hasta su tiempo.
Eusebio nació y fue criado en Cesárea, en la costa de Israel. Éra un estudiante del líder cristiano Pánfilas, quien fue él mismo un estudiante del gran apologista Orígenes. Eusebio se convirtió en el Obispo de Cesárea en el año 313 d.C.. Desempeñó un papel importante en el Concilio de Nicea en el año 325 d.C., en cual examinaremos más de cerca en un futuro episodio.
Eusebio es una figura clave en el estudio de la Historia de la Iglesia, porque su Historia Eclesiástica es la primera obra después de la de Lucas en intentar una narrativa histórica de la Fe. Eusebio también es una figura importante debido a su cercana asociación con el Emperador Constantino.
Quiero citar la apertura de la narrativa de Eusebio porque nos da un sentido de que tan monumental fue su obra. Él sabía que estaba intentando reconstruir una narrativa de la Iglesia con escasos recursos.
En el capítulo 1, que él llamó, “El Plan de la obra”, escribe –
Es mi propósito escribir un relato de la sucesión de los apóstoles, así como de los tiempos que han transcurrido desde los días de nuestro Salvador al nuestro; y relacionar los muchos acontecimientos importantes que se dice que han ocurrido en la historia de la Iglesia; y mencionar quienes han gobernado y presidido en las parroquias más prominentes de la Iglesia, y aquellos que en cada generación han proclamado la palabra divina, ya sea oralmente o por escrito.
Es mi propósito también dar los nombres y número de veces que individuos a través del amor de la innovación han caído en grandes errores, y se han proclamado como descubridores de conocimiento llamado falsamente, y como lobos feroces sin piedad han devastado la grey de Cristo. …
Pero al principio debo anhelar por mi trabajo la indulgencia de los sabios, porque confieso que está más allá de mi poder producir una perfecta y completa historia, ya que soy el primero en entrar en el tema, y estoy intentando atravesar un camino no trazado, una ruta solitaria. Mi oración es que pueda tener a Dios como mi guía y el poder del Señor como mi ayuda, desde que soy incapaz de encontrar incluso los meras huellas de quienes han recorrido el camino delante de mí, excepto en breves fragmentos, en los que algunos en una forma, otros en otra, nos han transmitido relatos particulares de los tiempos en que vivían. Desde lejos, levantan sus voces como antorchas, y gritan, como de alguna noble y llamativa torre de vigilia, amonestándonos por donde caminar y cómo dirigir el curso de nuestra labor constante y segura.
Habiendo reunido por tanto de las cuestiones mencionadas aquí y allí por ellos lo que consideramos importante para el presente trabajo, y habiendo arrancado como flores de un prado pasajes correspondientes de antiguos escritores, nos esforzaremos para encarnar el conjunto en una narrativa histórica. …
Este trabajo me parece de especial importancia porque no conozco de ningún escritor eclesiástico quien se ha dedicado a este tema, y espero que resulte más útil para aquellos que gustan de la investigación histórica.
Eusebio desconocía cualquier intento anterior para proporcionar una narrativa histórica del desarrollo de la Fe desde el final del primer siglo a su tiempo en la primera parte del 4 siglo, un período de un poco más de 200 años. Desde una perspectiva moderna, el relato que Eusebio cuenta podría ser considerado sospechoso, ya que se basa en la tradición y en el mejor de los casos, pruebas fragmentarias. Lo qué se debe tener en cuenta es la importancia de la tradición oral y la exactitud de esa transmisión durante largos períodos de tiempo. Porque el mundo antiguo no poseía abundantes y baratos medios de grabación de información, dependía de la tradición oral y la memorización mecánica. Con la llegada de la imprenta y medios más económicos, la prioridad de la tradición oral disminuyo. Eusebio tenia fuentes escritas y orales para usar como materiales originales. Su trabajo puede ser considerado confiable, pero al mismo tiempo cuestionable cuando se inclina hacia la antigua practica del uso de la historia como propaganda.
Al volver a la narrativa cronología de la historia de la Iglesia tenemos que retomar la historia en el reinado de Diocleciano, quien presidió sobre la última y en muchas formas peores de las persecuciones bajo los Emperadores Romanos.
Aunque los cristianos recuerdan a Diocleciano por la persecución, fue en verdad uno de los más eficaces de los Emperadores Romanos. En el momento al cual llegó al trono, el Imperio Romano era un vasto y complicado monstro de territorio para gobernar. La ciudad de Roma era una vieja y podrida reliquia de su antigua gloria. Por esa razón Diocleciano trasladó su capital hacia el este hasta Nicomedia en Asia Menor, la actual Turquía. En lugar de tratar de ejercer control sobre todo el imperio como única autoridad, Diocleciano nombró a Maximiano como co-emperador para gobernar la mitad occidental del Imperio desde Roma mientras el gobernó al Oriente.
Uno de los problemas persistentes que habían causado tanta agitación en las últimas décadas, era la cuestión de la sucesión; quién gobernaría después de los actuales emperadores? Para evitar ese caos, Diocleciano nombró sucesores duales para él y Maximiano. Flavio Constancio se convirtió en el sucesor de Maximiano mientras Diocleciano tomó a Galerio. Esto estableció lo que se conocía como el Tetrarcado.
Mientras Diocleciano no tenía sentimientos de amistad para los seguidores de Cristo, fue realmente su sucesor Galerio que le movió a iniciar una campaña de persecución. Galerio era un comandante militar que pensaba que las ideas cristianas llevaban a sus tropas a ser malos soldados. Él sabía que su lealtad estaba sumamente con su Dios y pensaba que esto hacia a sus tropas no confiables. Galerio también era un pagano dedicado, que creía en las deidades Romanas. El atribuía cualquier contratiempo para el ejército o cualquiera de los frecuentes desastres naturales que sacudieron al Imperio, como prueba del disgusto de los dioses por tantos ciudadanos de Roma que se estaban pasando al nuevo dios. Así que fue realmente por la insistencia de Galerio a Diocleciano por la cual el aprobó las severas medidas tomadas en contra los Cristianos y sus iglesias. Cuando Diocleciano se retiró a su villa para cosechar verduras y le cedio la mitad oriental del Imperio a Galerio, la persecución, aumento.
Eventualmente, Constancio igualmente sustituyo a Maximiano en el Oeste, casi al mismo tiempo que Galerio asumió el manto en el Oriente. Aquí fue cuando el tetrarcado de Diocleciano se empezó a desmoronar. Galerio decidió que quería ser el emperador único y secuestro al hijo de Constancio, Constantino, quien había sido nombrado sucesor de su padre en el Oeste. Cuando Constancio cayó enfermo, Galerio concedió permiso a Constantino para visitarlo.
Constancio murió, y Constantino exigió que Galerio lo reconociera como su co-emperador. No hay duda de Galerio hubiera lanzado una campaña militar en contra de Constantino para poder reinar en el imperio de Oeste, pero Galerio se encontraba afligido con una enfermedad mortal. En su lecho de muerte, Galerio admitió que su política de persecución hacia los Cristianos no había resultado y rescindió su orden de opresión.
En el oeste, Constantino encontró que su derecho por el trono de su padre era negado por el hijo de Maximiano, Majencio. El enfrentamiento entre ellos es conocido como la Batalla del Puente Milvian. Majencio no quería a Constantino marchando sus tropas en Roma, por lo que derribo el puente Milvian después de haber marchado a sus tropas a través de el para enfrentar a Constantino. Tenia un plan en el caso de que la batalla iba en contra de el, y había construido un puente temporal de una cadena de embarcaciones a través del río.
En este punto, la historia se pone un poco confusa porque ha habido muchos que han escrito acerca de lo ocurrido y los informes son variados. El día antes de la batalla, Constantino oró, y es más probable que fue al dios del sol. Cuando él lo hizo, miraba hacia el sol y vio una cruz. Entonces, o vio las palabras o las oyó que decían, “Por este signo, Conquistaras.” Esa noche mientras dormía, Jesús se le apareció en sueños, diciéndole que colocara un símbolo cristiano en los escudos de sus soldados. A la mañana siguiente, tiza o gis fue distribuido y rápidamente los soldados pusieron lo que se llama el “Chirón” en sus escudos. Chi y Rho son las 2 primeras letras de la palabra griega Cristus, Cristo. En español parece una P en la parte superior de un X.
Cuando los dos ejércitos pelearon, los veteranos de Constantino derrotaron a los mas numerosos pero menos experimentados de Majencio, quienes huyeron por su puente improvisado. Al cruzar, Majencio cayó al agua y se ahogó. Constantino entonces marcho victoriosamente entrando en Roma.
Un año más tarde, él y su nuevo co-emperador Licinio publicaron lo que se conoce como el Edicto de Milán, que decretó un fin a todas las persecuciones religiosas, no sólo de los cristianos, sino de todos las creencias. Para Constantino, Jesús era ahora su divino patrón y la cruz, un emblema de vergüenza y escarnio por generaciones, se convirtió en una especie de talismán. En lugar de ser un símbolo de la brutalidad de Roma en la ejecución de sus enemigos, la cruz se convirtió en un símbolo del poder imperial.
A los obispos se les comenzó a llamar sacerdotes al conseguir la igualdad con sus opuestos en los templos paganos. Estos sacerdotes cristianos eran mostrados favores especiales por Constantino. No le tomó mucho tiempo a los sacerdotes paganos a darse cuenta de la forma en que los vientos de favor político estaban cambiando. Muchos se convirtieron.
Ahora → ha habido mucho debate sobre la legitimidad de la conversión de Constantino. Fue verdaderamente nacidos de nuevo o fue simplemente un astuto político que reconocía una tendencia social que podía usar y girar a su favor? Muchas personas están en desacuerdo sobre este tema y es improbable que mi pequeña ofrenda cambie de parecer a ninguno de ellos. Pero creo que Constantino fue probablemente un verdadero cristiano. Ciertamente él hizo algunas cosas después de su conversión que son difíciles de conciliar con una fe sincera, pero tenemos que recordar que la base moral con la cual creció como hijo de un Cesar y como general de las legiones Romanas era muy diferente de la moral Bíblica que ha formado nuestra civilización actual. Asimismo, las acciones de Constantino que son tan decididamente no-cristianas, como asesinar a los que amenazaban su poder, pudieron haber sido racionalizadas no como actos personales tanto como intentos de asegurar la paz y la seguridad del Imperio. Ya sé que es una exageración, pero cuando se analiza la historia, tenemos que tener cuidado de no juzgar a las personas cuando no tenemos a nuestra disposición todos los hechos en nuestras manos que ellos tuvieron.
Si pudiéramos sentarnos con Constantino y decir, “No deberías haber ejecutado a ese chico.” Él podría muy bien haber dicho algo como, “Sí, como cristiano, yo no debería hacerlo. Tienes razón. Pero yo no lo ejecute por enojo personal o sospecha o por mero egoísmo. Realmente me molesta que tuve que hacerlo; pero descubrí que era trataba de conspirar para usurpar mi trono y esto hubiera arrojado al imperio en años de guerra civil y caos.” A cual nos gustaría responder “Bueno Constantino, usted necesita confiar en Dios. Él te protegerá. Él te puso en el trono, él puede mantenerte allí.” y Constantino podría contestar “Sí, lo he considerado y estoy de acuerdo. Pero es una decisión difícil. Necesita entender, que en términos de mi vida personal, yo confío en Dios. Pero cuando se trata de mi rol como Emperador, necesito tomar decisiones difíciles que otros que no están en esta posición no pueden entender”.
No olvidemos que Constantino, mientras que era un general competente y un hábil político, fue, en el mejor de los casos, un creyente novato.
Comparto esta pequeña discusión imaginaria porque apunta a algo que vamos a encontrar una y otra vez en nuestra examinación de la Historia de la Iglesia. Muchas veces vemos a las épocas pasadas, lo que creían y las cosas que hicieron, con una actitud de superioridad moral porque nosotros no haríamos las cosas terribles que ellos hicieron, o suponemos que haríamos algunas cosas fallaron en hacer. Tenemos que ser cautelosos con esta actitud, por la sencilla razón de que cuando nos tomamos el tiempo para escuchar las voces del pasado y les permitimos explicar por sí mismos, a menudo encontramos un nuevo entendimiento de la dificultad de sus vidas y opciones. Podemos no estar de acuerdo con ellos, pero al menos podemos darnos cuenta que en sus propias mentes y corazones, pensaban que estaban haciendo lo que era mejor.
Usted va a tener su propia opinión de la sinceridad de la fe de Constantino, pero permítame alentarle a pasar un poco de tiempo buscando lo que Eusebio escribió sobre él y algunas de las decisiones más difíciles Constantino tuvo que hacer durante su reinado.
Algunas de las cosas consideradas incompatibles con una verdadera conversión es que él conservó su título de Pontifex Maximus como jefe del culto religioso del estado. Él también concibió & llevo acabo conspiraciones políticas para eliminar enemigos. Asesinó a aquellos que se consideraba como una amenaza para su poder.
Por otro lado, desde el año 312 d.C., su favor hacia el cristianismo era bastante público. Le otorgó los mismos privilegios a los obispos que los sacerdotes paganos disfrutaban. Prohibió la crucifixión y terminó el castigo de los delincuentes usándolos en las luchas de gladiadores. Él hizo al Domingo un día de fiesta. Su caridad personal construyó varias iglesias grandes. Y su vida privada demostró una consistente fe genuina. Sus hijos fueron educados en la Iglesia y practicó la fidelidad marital, al menos, en la medida de lo que sabemos. Que por supuesto, no era el caso con los emperadores anteriores e incluso la nobleza romana.
Los que los critican, apuntan a la demora del bautismo de Constantino hasta poco antes de su muerte como una falta de fe. Sugiero que debería ser leído exactamente como lo contrario. Recuerde lo que hemos aprendido sobre el bautismo unos cuantos episodios atrás. En ese momento, se pensaba que después del bautismo, existían ciertos pecados que no podían ser perdonados. Así que la gente retrasaba el bautismo a lo mas cerca posible de la muerte, dejando pocas posibilidades para que ese pecado ocurriera. Después de su bautismo, Constantino nunca más uso la púrpura imperial de su oficina sino sólo llevaba su túnica blanca bautismal. Eso suena como él quería entrar al Cielo, y no una omisión casual de ella.
Entre las preocupaciones principales de Constantino al asumir el control del Imperio era la unidad. Fue la unidad y fortaleza que se había llevado a Diocleciano a establecer el tetrarcado. Décadas de guerra civil con un potente general tras otro que se apoderaba y derrotaba a sus rivales habían debilitado y empobrecido desesperadamente al Imperio. Ahora que Constantino reinaba, el confiaba que la Iglesia ayudaría a lograr una nueva era de unidad sobre la base de una fe dinámica y vital. No pasó mucho tiempo antes de que él se dio cuenta de que la cosa con la cual esperaba lograr unidad estaba también fracturada.
Cuando la Iglesia fue maltratada y golpeada por la persecución imperial, fue forzada a ser una. Pero cuando esa presión se quitó, la grietas teológicas que se habían venido desarrollando durante un tiempo resultaron inmediatamente evidentes. La principal de ellas fue la polémica Donatista que recientemente hemos considerado. En el año 314 d.C. los donatistas apelaron a Constantino para resolver la cuestión sobre quién podría ordenar ancianos.
Piensen en que tan importante fue este cambio! La iglesia apeló a la autoridad civil para pronunciar sobre un asunto espiritual! Al hacerlo, la Iglesia pide el patrocinio imperial.
En este punto tenemos que levantar una bandera roja y gritar “¡Peligro! Tengan cuidado peligro!”
Constantino sabía que esta no era una decisión que el era capaz de hacer por su propio cuenta, asi que reunió a algunos de los líderes de la iglesia en Arles en el sur de Francia para decidir la cuestión. Los obispos Donatistas fueron superados por los no-Donatistas – así que usted sabe que paso. Se decidió en contra de los Donatistas.
En lugar de aceptar la decisión, los Donatistas llamaron a los dirigentes que se oponían a ellos como corruptos y etiquetaron el Emperador como su lacayo. La Iglesia se dividió entre las iglesias Donatistas del Norte de África y el resto del mundo, que ahora veían a Constantino como su líder.
Al aumentar las tensiones, el emperador envió tropas a Cartago en el año 317 para exigir la instalación de un obispo que favoraba al gobierno y era opuestos por los donatistas. Por primera vez, pero lejos de ser la última, los cristianos perseguían a otros cristianos. Los opositores de Constantino fueron exiliados de Cartago. Después de 4 años, se dio cuenta que sus tácticas de mano fuerte no estaban funcionando y retiró sus tropas.
Retomaremos la historia en este punto la próxima vez.
by Lance Ralston | Oct 2, 2018 | Spanish |
Este episodio se titula, “Que tan cerca?”
Una de las cosas que los Cristianos modernos quieren saber es que tan cerca es su iglesia a la primera iglesia del 1º y 2º siglo. Tenemos congregaciones y movimientos que todos claman que su particular expresión de la fe es la más cercana a la original. Por lo tanto, como fueron los primeros servicios de la iglesia? ¿Dónde se juntaban y qué hacían?
Hasta el final del 2º C, los cristianos se reunieron para servicios en viviendas privadas, edificios desiertos, cuevas, cerca de las tumbas de los mártires, y en las catacumbas. Las catacumbas eran una característica común de muchas ciudades del Imperio. Además de su uso principal como lugares de enterramiento, fueron frecuentes escondites para los refugiados, contrabandistas y grupos que querían reunirse fuera de la atenta mirada de las autoridades. Las catacumbas de Roma eran un enorme sistema de túneles subterráneos.
Los seguidores de Jesús usaron estos lugares para reunirse porque durante estos primeros siglos eran en su mayoría provenientes de las clases más pobres de la sociedad y no podía permitirse un lugar único dedicado exclusivamente al culto de adoración. Sus reuniones eran a menudo prohibidas, requiriendo que se reunieran en secreto. Otra razón que los motivaba a reunirse en lugares alejados de las calles fue a causa de la prevalencia del grafiti obsceno, omnipresente en las ciudades romanas. Grafiti no es un fenómeno reciente; y tiene una larga historia. Gran parte de las inscripciones encontradas en las calles de Roma eran caricaturas políticas y comentarios. Pero también fueron vulgares y ofensivos a la sensibilidad moral de muchos cristianos. Así que buscaron los lugares fuera de la ciudad para reunirse donde la pornografía no estaba garabateada en paredes cercanas.
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Una de las observaciones hechas por los Padres de la Iglesia conocidos como los Apologistas, que respondían a los ataques de los críticos paganos, era que los cristianos no tenían ni templos ni altares porque su religión era fundamentalmente espiritual y no necesitaba ningún lugar para el ritual. Sus críticos saltaron sobre esta falta de lugar religioso como una prueba de la insensatez de la fe. Después de todo, si Dios es digno de adoración, pensaron, no requieren un edificio? Orígenes respondió elocuentemente a este ataque diciendo que los cristianos eran estatuas vivientes del Espíritu Santo – y que cada ser humano era inmensamente más glorioso que cualquier templo hecho de simples piedras. En una observación significativa de Justino Mártir a un gobernador Romano, el escribió que “los cristianos se reúnen donde sea conveniente, porque su Dios no es como los dioses de los paganos, encerrado en un espacio, El esta presente invisiblemente en todas partes.”
Las casas donde se reunieron los primeros cristianos tenían que haber sido lo suficientemente grandes como para reunir a una congregación. Sobre la base de lo que sabemos acerca de la arquitectura romana, sus casas solían tener un comedor proporcionando el mejor lugar para reunirse. En el centro de la larga pared se ponía una silla elevada que sirviera como el lugar donde el líder dirigía los servicio viendo a todos los reunidos. Cerca de él había una simple mesa en que los elementos de la Cena del Señor eran preparados. Si se reunían en las catacumbas, un formato similar era seguido.
Uno de los Padres de la Primera Iglesia, Tertuliano, fue uno de los primeros en hablar de “ir a la iglesia;” con la palabra “iglesia” para el lugar donde se reunía una congregación. Clemente de Alejandría que vivió aproximadamente al mismo tiempo, hace referencia en sus escritos de como la palabra “iglesia” significaba tanto el pueblo como el lugar donde se reunían.
Cerca del año 230 d.C., el emperador Romano Alejandro Severo concedió a los seguidores de Jesús el derecho a tener un edificio en Roma dedicado exclusivamente al culto de adoración. Lo interesante de esto es que los que se quejaron más con gritos en contra de que la iglesia tuviera su propio edificio fueron los dueños de las tabernas locales. La iglesia iba a estar situada en un lugar repleto de tabernas y significaba que algunos de ellas tendrían que ser reubicadas para edificar la iglesia. Tampoco les gustaba la influencia moral que una iglesia traería.
Este permiso Imperial para construir una iglesia alentó mucho a otras ciudades en todo el Imperio para permitir el rápido crecimiento de la secta cristiana y para construir más instalaciones dedicadas exclusivamente a los servicios cristianos. Las persecuciones de Decio y Diocleciano, al final del 3 siglo y al inicio del 4 siglo pusieron una pausa en dicha construcción, y vio a muchos de los edificios que se habían construido derribados o convertidos para el uso pagano. Diocleciano comenzó su persecución en el año 303 d.C. derribando la enorme iglesia en su capital de Nicomedia. Sin embargo, al comienzo del 4 siglo, en Roma ya había unas 40 iglesias!
Sabemos sobre la construcción de iglesias que tuvo lugar en la última mitad del 3º siglo, pero tenemos poca idea a que se parecían. Esto cambia con la aceptación del cristianismo por el emperador Constantino. Pero es razonable asumir que las iglesias anteriores fueron en cierta forma similares a las basílicas que Constantino construyo tanto para el uso civil y religioso.
Estas eran rectangulares, con una proporción de 3 por 4. Un nicho semicircular se encontraba al extremo estrecho enfrente de la puerta principal. El nicho fue el lugar donde el asiento elevado fue fijado para el pastor principal, el obispo. Pasando por los pasillos de la sala principal había varias columnas que formaban lugares donde la gente se podía reunir en grupos más pequeños, o si el piso central de la nave estaba llena, las podrían usar para acomodar mas gente durante el servicio.
Los cristianos se reúnen para celebrar su servicio semanal el Domingo, que llamaban “El Día del Señor” porque es el día de la semana que resucitó Jesús. Los primeros cristianos eran judíos, quienes celosamente observaban el Sabbat el sábado, pero también se reunian el Domingo, el primer día de la semana. Así que era un día de trabajo, entonces era temprano en la mañana, antes del inicio de los trabajos. Al crecer la iglesia en el mundo pagano, la Iglesia sólo se reunida los domingos. Esto está confirmado por pruebas abundantes en los escritos de Ignacio, San Justino Mártir y la Didaché.
Aquellos primeros creyentes gentiles no celebraban el Domingo como una especie de Sabbat Cristiano, dejando de trabajar como lo hicieron posteriormente. Esto hubiera sido imposible para los esclavos de amos paganos que formaban una gran proporción de la Iglesia en las primeras décadas. No fue hasta la época de Constantino que la contratación de personas para laborar en el día del Señor fue algo que la iglesia empezó a ser desacreditado. Lo que también fue puesto bajo prohibición eran espectáculos teatrales. Teatros romanos y griegos eran muy a menudo, lugares gran lascivia, no apto para la sensibilidad moral de los creyentes.
A la luz de los debates a menudo contenciosos que marca a los creyentes modernos, es instructivo que los padres de la Iglesia cristiana nunca vieron la observancia del Domingo como una continuación del Sabbat judío. El domingo no fue considerado como una versión cristiana de obedecer el llamado del cuarto mandamiento a “Guardar el Día del Sábado.” No obstante, los padres SI reconocían como implícita en la enseñanza de la Escritura el llamado a un servicio de culto regular, y esto significaba la necesidad especifica de un día cada semana para reunirse. Ignacio, que ya hemos visto como uno de los más importantes de los padres de la Iglesia, específicamente contrasta el Sabbat judío con el Domingo cristiano, diciendo que el anterior es sustituido por lo nuevo. Pero hace mucho énfasis en señalar que hacer el domingo “el Día del Señor” no es en cumplimiento del cuarto mandamiento. Más bien, Ignacio ve al cuarto mandamiento cumplido en la perpetuo descanso que los creyentes tienen por la muerte y resurrección de Cristo.
Estos no fueron los únicos días de la semana que los cristianos practicaban acciones específicas como evidencia de su fe. Mientras se celebra el Domingo de resurrección, los Miércoles y los Viernes conmemoraban el sufrimiento y la muerte de Jesús. Este fue recordado por ayunos parciales, hasta las 3 PM.
Cuando los cristianos se reunían el domingo, había ciertas cosas que hacían que constituían un servicio. El orden de servicio fue formándose a través del tiempo, pero se convirtió en una práctica bastante uniforme por el 4 siglo en todas las iglesias. En los primeros años, una porción de las Escrituras del Antiguo Testamento era leído y alguien con habilidad en el arte de hablar en público podía explicar y aplicar el pasaje. Varios pasajes cortos similares y explicaciones podían ser dadas, dependiendo de cuantos oradores calificados tenían en el servicio. No pasó mucho tiempo antes de que uno de los ancianos fue reconocido como el maestro y líder ordenado por Dios para la congregación y fue designado como su pastor-obispo.
Muy pronto los documentos del NT y los escritos de los Padres Apostólicos, fueron también leídos y estudiados.
Con el surgimiento del obispo como el líder de una iglesia local, el sermón se convirtió en uno de los principales elementos del servicio. Tenemos el registro de un antiguo sermón pronunciado por un anónimo pastor alrededor del año 140 d.C. No es muy bueno, pero la manera en que se cierra el mensaje es interesante por la sencilla razón de que no es nada distinto de lo que decenas de miles de pastores dicen en sus iglesias cada semana hasta este día! Termina así …
“al único Dios invisible, el Padre de la Verdad, quién envió á nosotros el Salvador y Príncipe de la inmortalidad, y por quien asimismo hizo manifiesto á nosotros la verdad y la vida celestial, a El sea la gloria por siempre y siempre. Amén”.
La oración era una parte importante de los servicios de la iglesia. Dado que muchos de los escritos de los Padres Apostólicos incluyen sus oraciones, nos dan un sentido de que las oraciones eran comunes en las iglesias de este tiempo. Lo destacable de ellas es que tan llenas están de las escrituras. Sus oraciones se basaban en la revelación de Dios en la Biblia y se hace un llamamiento a sus promesas. Oraban por el sufrimiento, los necesitados, los viajeros, los prisioneros; ellos le rogaban a Dios para salvar a los perdidos, confesaban sus pecados, y pedian por la preservación de su unidad. También es notable el énfasis que tenían en orar por el emperador, por los gobernadores y todos aquellos con autoridad en el ámbito civil. Estas oraciones no eran anatemas, es decir, llamados para levantar el descontento divino, y pedir que cayera fuego del cielo sobre los paganos. Fueron las oraciones de bendición, paz, sabiduría y valentía.
Cuando oraban, se levantaban, con las manos estiradas hacia el cielo.
La Iglesia también cantaba – un montón! Su repertorio eran los Salmos. Además de los Salmos, ellos desarrollaron himnos; canciones expresando la creencia cristiana y la teología. El hombre o la mujer que encuentran dificultades en la memorización mecánica, a menudo puede cantar una canción y ser capaz de cantar varios versos de memoria. Cantar era una forma de culto y de aprender la teología.
Durante un período de unos 350 años, desde mediados dl 2º siglo hasta el cierre del 5º, algunas iglesias dividían su servicio en 2 partes. La primera era abierta a todos y estaba enfocada en educar a los candidatos para bautismo. Había cantos, oraciones y un sermón. A continuación, los no habían sido bautizados eran despedidos y las puertas eran cerradas. Aquellos miembros que habían sido bautizados pasaban entonces a participar más en la oración, el canto, y, finalmente, la celebración de la comunión. Participación en la mesa del Señor estaba prohibido para los que no habían sido bautizados.
Dividir el servicio en 2 partes fue una practica minoritaria refutada por algunos padres de la Iglesia. Justino Mártir, en su primera defensa de la fe ante el emperador marca ninguna distinción para aquellos que podían celebrar la comunión. El creciente espíritu jerárquico que echó raíces en la Iglesia desde mediados de 2 siglo avanzado tan fuertemente por Ignacio, parece también haber alentado el dualismo que se desarrollo en la Iglesia; un dualismo que divide la congregación entre los candidatos y los elegidos; con el bautismo como la línea divisoria.
Otro factor que favoreció el desarrollo de un segundo parte del servicio, que era cerrado y secreto fue el desafío planteado por los gnósticos. La segunda parte del servicio, que era cerrado y solo era para los iniciados, comenzó a utilizarse en algunas iglesias como un tiempo para la instrucción en lo que vino a ser considerado lecciones espirituales más profundas. Los Gnósticos tenían su “conocimiento secreto” que resultó tan atractivo para muchos. Así, algunas Iglesias desarrollaron su propia marca de conocimiento esotérico – cosas que se consideraron apropiados sólo para aquellos que habían sido bautizados y podían participar regularmente de la comunión. Quienes propagaban este aspecto secreto de la vida de la iglesia se defendían citando Mateo 7 donde Jesús advirtió a sus seguidores en contra de no dar lo que era santo a los perros o tirar perlas delante de puercos. Ellos decían que esto es lo que significaba cuando los apóstoles escribieron de la distinción de “leche para bebés” pero “carne para aquellos de edad” y la diferencia entre aquellos que eran “carnales” y “espirituales.”
Algunos historiadores sostienen que uno de los motivos de la naturaleza secreta de algunos de los aspecto de las reuniones de la iglesia era simplemente una práctica por necesidad de modestia. El bautismo era primitivo de inmersión total. Los Cristianos a menudo iban directamente de un servicio a trabajar, y tenían que quitarse la ropa para ser bautizados. Esto implicaba la necesidad de privacidad con hombres y mujeres separados.
Al llegar el 6 siglo, el reto del Gnosticismo había pasado y la iglesia ya no estaba siendo perseguida. Sin esa presión, el bautismo, mientras que seguía siendo importante, estaba tomo menos importancia de lo que había poseído durante la época de la persecución cuando el problema de los lapsado o los que habían negado su fe causo tanto debate. Por todas estas razones, la división del servicio en 2 partes disminuyo y para el fin del siglo 6 d.C., la inmensa mayoría de las iglesias tenían sólo un servicio, aunque miembros no bautizados se les decía que no participaran de la mesa del Señor.
La comunión era el evento central de cada servicio. En ese momento, la mesa del Señor era llamada “La Eucaristía” una palabra griega que significa acción de gracias. Este fue el clímax y conclusión de cada servicio en la iglesia. Cito la descripción de Justino Mártir; …
“después de las oraciones nos saludábamos con un beso fraterno. A continuación, el pan y una taza con agua y vino se entregaba al obispo de los hermanos. Él lo recibía, y ofrecía alabanza, gloria, y agradecimiento al Padre de todos, por el nombre del Hijo y del Espíritu Santo, por que este regalo. Cuando había terminado la oración y acción de gracias, la congregación entera respondía; “Amén.” … Al escuchar esto, los diáconos, como los llamamos, dan a cada uno de los presentes parte del pan bendito, y del vino mezclado con agua, y lo llevan a los ausentes en sus viviendas.”
La Comunión se celebraba al menos una vez a la semana. Hay indicios de que en algunos lugares se celebraba diariamente por cristianos reunidos temprano en la mañana para orar, cantar una canción o 2, tomar la comunión y seguir con su día. Se basaba esta práctica de la comunión diaria en la parte de la Oración del Señor que dice: “Danos hoy nuestro pan de cada día”.
En los primeros días de la iglesia, también se reunían el domingo por la noche para compartir una comida común, llamada el Ágape, la fiesta de amor. La última parte de la comida, la cual nosotros llamaríamos el postre, era la mesa del Señor. Para ellos, no era un postre de dulces tanto como una dulzura espiritual de comunión con el Señor y el uno al otro. Un beso santo era parte de ello. Los hombres le daban un beso en la mejilla a otros hombres igual que las mujeres las unas a las otras. Este beso fue un marco santo y querido de la celebración de su unidad espiritual y relación familiar.
También se convirtió en apertura para su uso indebido desde que el vino era una parte de la comida común y algunos bebían un poco más de lo que debían. Al aflojarse las inhibiciones esto movió a algunos a una aplicación diferente del beso santo cuando el patrón cambio de ser de hombre a hombre al “compañerismo” de hombre a mujer. El Apóstol Pablo aborda el abuso del ágape por escrito a los Corintios y en otras cartas le recuerda a los de la iglesia que mantengan el beso santo!
El pan utilizado para la comunión era pan ordinario. El vino fue mezclado con agua. Los diáconos entregaban cada persona un pedazo y bebían todos de una taza en común. Cuando comían, estaban parados. Cuando el servicio habia terminado, los diáconos tomaban los elementos y los llevaban a las casas de los enfermos y los que estában en la cárcel. Muchos de los cristianos del norte de África tomaban parte del pan de comunión y lo llevaban a casa con ellos y para utilizarlo para su propia comunión diaria.
Ahora que nos acercamos al final de este episodio, quiero expresar mi agradecimiento a todos los que han examinado y dejado un comentario en el podcast de iTunes.
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Usted puede nos puede encontrar en CS – Historia de la Iglesia Cristiana.
by Lance Ralston | May 31, 2018 | Spanish |
Este episodio de CS se titula “El Baile de los Caídos”
En el cuarto episodio titulado “Mártires“, examinamos la persecución que los Cristianos enfrentaron a manos de las autoridades Romanas. Observamos que la persecución, mientras que a veces fue feroz, no fue una larga campaña de terror que duró un par de siglos. Solía ser espontanea y regional, basado en el capricho del emperador actual, impuesta en forma irregular por parte de los gobernadores que podían estar de acuerdo o en desacuerdo con la política oficial de la lejana Roma. Hubo un par de temporadas en que todo el Imperio sufrió de la persecución en el 3º siglo, que resultaron ser los más intensos.
Después de que Trajano intento una táctica mas ecuánime para abordar el problema de los Cristianos en el principio del 2º siglo, 2 Emperadores siguieron con una campaña de persecución más rigurosa y implementaron su aplicación hasta las fronteras del Imperio. A mediados y finales del 3º siglo, Decio y Diocleciano consideraban al Cristianismo como una amenaza peligrosa. Sus razones para oponerse a la Fe fueron varias pero su preocupación mas grande era que el Cristianismo iba a debilitar al ejército, que ellos necesitaban desesperadamente para proteger las fronteras que estaban siendo acosadas por los bárbaros. Además, los seguidores fieles de los antiguos dioses paganos alegaban que ellos había guiado a Roma a la grandeza y ahora estaban enojados porque muchos de sus devotos seguidores se habían convertido a la nueva Fe. Advirtieron que se acercaba un desastre; y la única forma para calmar la ira de los dioses era apaciguarlos con la sangre de los Cristianos.
Hacia este fin, algunos emperadores renovaron una vieja práctica: la Adoración al Emperador. Los detalles de esta práctica variaron con el tiempo y el lugar, pero la rutina básica fue esta . . .
Una vez cada ciertos años, los residentes de una ciudad tenían que aparecer en la plaza pública, donde subían a una plataforma elevada, tomaban una pizca de incienso, la dejaban caer sobre unos carbones encendidos y decían, “César es el Señor.” Las palabras exactas del juramento variaban dependiendo de quién estaba sentado en el trono. Pero el propósito era en honrar al Emperador Romano como una deidad aunque fuera el menor de las deidades en el panteón pagano. Mientras que los paganos que ya reconocían una cantidad de dioses, no tenía ningún problema al añadir uno más a la lista. Los Cristianos poseían una feroz aversión a confesar a nadie más que Jesucristo como Señor. Ellos simplemente no podían hacerlo. Cuando el pagano dejaba la tarima poco después de pasar por este rito, le fue dado una libelli – un certificado que demostraba su lealtad. El guardaba ese certificado como prueba de lealtad, enseñándolo cada vez que una autoridad le pedía mostrar su conformidad con el decreto de Roma. De esta manera, los Cristianos fueron marcados; no tenían libelli.
Ahora, como pueden imaginarse, este reto para la iglesia llevó grandes martirios, especialmente en el Norte de África, donde el Cristianismo florecía. Pero también dio lugar a una de las mayores controversias que la iglesia estaba por enfrentar.
Algunos Cristianos, bajo la amenaza de muerte, cedieron a la presión, quemaron el incienso y proclamaron su lealtad al César. Tomaron su libelli y siguieron su vida. Una vez que el Emperador Decio ya no estaba y la persecución fue aliviada, estos caídos arrepentidos de su debilidad quisieron regresar y pidieron readmisión a la Iglesia. El desafío para los líderes de la iglesia fue = Que vamos a hacer con estos miembros “Lapsi” , como eran llamados?
Algunos defendieron su readmisión a la congregación, mientras esperaban una revisión de su caso específico por los ancianos locales. Otros, dirigidos por un líder de la iglesia llamado Novaciano, argumentó enérgicamente por su exclusión. Para Novaciano y sus seguidores, no había lugar para ningún tipo de negociación. El lapsi debía ser excluido de la congregación. La controversia entre los Novacianismo y la mayoría de las iglesias que en este tiempo habían puesto a la iglesia en Roma como su sede oficial, se hizo tan grande, que parecía que sólo había una forma de solucionarla. Los Novacianos fueron declarados herejes por la mayoría y colocados fuera de la comunión de los Santos.
La polémica Novaciana estalló de nuevo después de la última gran persecución bajo el emperador Diocleciano. Esta vez fue bajo el nombre de Donatismo.
Durante la persecución de Diocleciano, para evitar convertirse en mártires, algunos líderes de la Iglesia no sólo se sometieron a la adoración de César, también entregaron textos sagrados a autoridades imperiales y, vergonzosamente los guiaron a otros creyentes. Estos lideres lapsi fueron llamados “traditores” que significa, los que se rindieron. Uno de estos fue traditores fue Caeciliano, también conocido como Cipriano. Cipriano no había caído y adorado a César, pero si se escondió cuando el edicto llegó a Cartago, donde el era obispo. Sus críticos decían que él no era mejor que aquellos que cayeron por el abandono de su puesto. Cuando la persecución fue levantada, quiso regresar a su cargo. La Iglesia de Cartago era la iglesia principal de todo el Norte de África, una región con una gran población de cristianos. La tendencias Novacianistas – de la generación anterior eran más fuertes en esta región y fueron renovadas en este momento, desencadenadas por la re-instalación de Cipriano. Los que se negaron a aceptarlo, seleccionaron a su propio líder un anciano llamado Majorinus, quien pusieron como rival para el obispo Cipriano. Majorinus murió poco después de ser consagrado. Fue reemplazado por Donatus Magnus quien abogó por el misma camino de rechazar a los traditores del liderazgo de la iglesia.
La controversia Donatista es importante porque lo que estaba en juego era la concepción Cristiana del perdón y la reconciliación. Era el acto de decir “César es el Señor”, mientras que la quemaban incienso a la imagen del Emperador un acto de idolatría que marcaba a uno como apóstata? Y fue este acto bajo amenaza de muerte algo por lo cual no había arrepentimiento?
Algunos decían que la traición de los creyentes lapsi era una renuncia de Cristo que les condenaba al infierno. Otros decían que mientras algunos creyentes se convirtieron en mártires y su fe era ejemplar, había quienes ante la amenaza de muerte no podían ser considerados responsables y podían volver a ser admitidos en la iglesia, si mostraban suficiente arrepentimiento. Pero esos creyentes no podían servir en ninguna capacidad de liderazgo en la iglesia. Y había algunos que tenían una vista de la reconciliación de tan amplio alcance, que decían que los pastores que caían podían ser restaurados a sus posiciones.
Lo que surgió en el transcurso de este debate fue la importancia del bautismo.
En el Libro de los Hechos, el bautismo parece haber sido utilizado por los Apóstoles como el medio por el cual los creyentes identifican su fe en Cristo y su participación en la Comunidad de Fe. En el día de Pentecostés, Pedro exhortó a los nuevos conversos a ser bautizado inmediatamente. Felipe llevó al eunuco Etíope inmediatamente al bautismo. El bautismo en el momento de la conversión parece ser el patrón de NT y la práctica de la Iglesia apostólica.
Pero en algún punto, los líderes de la iglesia comenzaron a retrasar al bautismo, llamando a los convertidos a tener un tiempo de aprendizaje antes de ser oficialmente acogidos por la iglesia. La razón de este retraso es incierto, pero pudo haber llegado como resultado de ver que algunas supuestas conversiones no seguían adelante con su compromiso. Caían lejos después de un corto tiempo. Al retrasar al bautismo y añadiendo un período de instrucción, le daba al convertido un tiempo para probar la autenticidad de su conversión.
Mientras que la conversión era una obra del Espíritu en el corazón humano, el bautismo era visto como la manera en que alguien hacia una profesión pública de su fe y eran introducidos en la Comunidad de Cristo. Así que el bautismo se convirtió en una especie de línea definitiva de delineación. Se pensaba que si alguien renunciaba a Cristo después de ser bautizado, eran apóstatas a quienes el arrepentimiento ahora era imposible.
Y como hemos visto antes, las diferentes regiones entendían esto de manera diferente. Algunos sostuvieron que para ser apóstata significaba que la persona ha perdido la salvación y estaba destinado a ir al infierno. Otro sostenían que un aparente-apóstata era capaz de arrepentirse y volver a la gracia. pero su renuncia al Señor significaba que estarían excluidos para siempre de la congregación. Así, podían tener la salvación, pero fueron impedidos de asistir a la iglesia y tomar la comunión.
Otros decían que si alguien se arrepentía de lo que antes parecía ser una renuncia de Cristo, era evidencia que no eran realmente apóstatas porque si lo fueran no se hubieran arrepentido. Por lo tanto, el arrepentimiento y la manifestación de un deseo de volver a la gracia de Dios eran pruebas de la salvación y por esa razón el arrepentido debería ser readmitidos a la comunión.
Entonces → el momento del bautismo se convirtió en un gran problema cuando estalló la persecución con la amenaza al martirio. El bautismo fue retrasado aún más de lo que había sido por causa de esa línea que no querían cruzar. Si un Cristiano caía durante la persecución y tomaba un libelli antes de que había sido bautizado, regresar a la comunión sería más fácil. Pero si él/ella cayo después del bautismo, el regresar era más difícil, especialmente entre grupos como el Novacianos y Donatistas.
Como veremos más adelante, esta cuestión de la fecha de bautismo se extendido aun más allá del tiempo de las persecuciones imperiales. Cuando la Iglesia comenzó a investir a ciertos pecados con mayor peso moral y consecuencia, muchos mas retrasaron al bautismo para no cometer un grave pecado después del bautismo y por lo tanto incurrir una mayor sentencia.
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Por ahora, volvamos a la controversia Donatista. Donatus y sus seguidores sostuvieron que los pastores y ancianos que habían caído durante la persecución de Diocleciano se cerrara la puerta para siempre de ser líderes de la Iglesia. Tal vez podrían ser restaurado a la comunión, pero ser un líder en la Iglesia estaba fuera de cuestión. La opinión mayoritaria era que los dirigentes lapsi podían ser restaurados. Como se pueden imaginar, el debate fue feroz. Muchas ciudades fueron divididas entre congregaciones Donatistas y las no Donatistas. Los donatistas eran especialmente fuertes en el norte de África, mientras que la Iglesia de Roma tomo y dirigió el punto de vista no-Donatistas que prevalecía en Europa.
La Controversia continuó durante unos cien años y se convirtió en uno de los temas más polémicos que la Iglesia tuvo que afrontar durante el 3º y 4º siglo.
Lo que hizo a la controversia Donatista un tema tan polémico fue la gran admiración que los creyentes tenían por los mártires que habían mantenido su fe y la confesión de Cristo, aun cuando les costo sus vidas. La pregunta era, ¿cómo podían tenerlos en tan alta estima cuando quienes cayeron podrían ser tan fácilmente restaurados a la Comunión? Eran, en efecto, los mártires tontos en desechar sus vidas cuando un poco de negociación y capitulación los podría haber salvado?
No, el martirio era un bautismo de sangre considerada la mayor gloria que un creyente podía alcanzar. Un registro cuidadoso de los mártires se conservaba; los días de su martirio se celebraba cada año. Y con cada celebración, sus historias crecían. Sus defectos fueron editadas y su reputación adornado hasta que tomo una calidad de súper héroe de la fe. Los mártires fueron rápidamente transformándose en “santos” – súper-héroes de la Primera Iglesia.
La idea comenzó a desarrollarse en el norte de África, donde había habido tantos martirios notables, que su valor excepcional había logrado una especie de gracia especial de Dios que podía utilizarse para otros fines, como, ¿qué? Bien, ¿qué si se utilizaba para perdonar los pecados de los demás? Pecados como aquellos que habían caído, los lapsi. Sí, eso es. La justicia de los mártires que habían muerto en lugar de retractarse, fue tan grande, que hizo una reserva de gracia para quienes habían evitado el martirio y ahora podían tomar de esa gracia! Qué conveniente.
Algunos obispos pensaron que esto era una gran idea. Otros se opusieron, pero deseando encontrar un punto medio por el cual los caídos podían ser devueltos a la comunión, presentaron diversos medios y formas de penitencia, mediante la cual podía demostrar el lapsi arrepentido la sinceridad de su deseo de volver al redil.
Cipriano, obispo de Cartago, mencionado antes, ideó un sistema para permitir a los caídos el reconciliarse con la Iglesia. El decía que el simple arrepentimiento era suficiente para aquellos que habían sacrificado al Emperador después de tortura grave. Pero aquellos que habían cedido a la mera sugerencia de dolor tenían que someterse a una penitencia de castigos. Su plan ganó aprobación general y la iglesia creó un sistema de penitencia según la gravedad de la culpabilidad de cayeron. Los Obispos se reunieron con los lapsi arrepentidos y prescribían su penitencia como médicos espirituales dispensando medicamentos. Al final del tiempo y cuando el penitente termino con éxito a través de los pasos prescritos, él o ella se le permitió regresar a la comunión y lo que es más importante, para participar de la mesa del Señor.
Mientras que este sistema de penitencia fue propuesto y instalado en diversos lugares, otras regiones lo rechazaron como contrario al carácter de la gracia encontrada en el NT. Y mientras estas practicas entraron en desuso general cuando la persecución oficial terminó en el 4º siglo, el fundamento doctrinal fue establecido para el futuro sistema de penitencia y la Tesorería de Mérito que sería practicada bajo el título de las Indulgencias.
Pero todo eso es para un episodio mucho más tarde . . .
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by Lance Ralston | May 16, 2018 | Spanish |
Este episodio se titula, “Que les llamaremos?”
La supervivencia de la iglesia Cristiana en el 2º y 3º siglo es, ciertamente, un testimonio de la gracia de Dios. Cualquier consideración objetiva de los desafíos enfrentados por la comunidad Cristiana durante este tiempo debería de sorprendernos por la tenacidad de los seguidores de Cristo. Este fue un período de 200 años cuando se enfrentaron con desafíos constantes de los herejes y falsos maestros, así como la intensa presión externa en forma de persecución.
También fue una época en la que la Teología Cristiana estaba siendo desarrollada y las iglesias locales improvisaban en cómo serian dirigidas. Echemos un vistazo mas de cerca a cómo el liderazgo de la Iglesia se desarrolló durante este momento crucial de formación.
Tenemos pocos detalles en el NT en que diseño especifico necesitamos para el gobierno de la iglesia. Lo que encontramos es una descripción del carácter de aquellos que sirven como ancianos y diáconos. Pero precisamente lo que las personas en esto puestos deberían hacer no está escrito. Sólo podemos inferir sus funciones partiendo de la palabra que se usa para describirlos. Ya que el término “anciano” es sinónimo de “pastor” en el NT, los ancianos son los que conducían, alimentaban y protegían al rebaño de Dios. Los diáconos, como su título indica, realizaban un ministerio de servicio práctico en atender las necesidades físicas del compañerismo de la iglesia.
En el libro de Hechos, vemos que al Apóstol Pablo asegurándose que las iglesias que había empezado tuvieran una base de liderazgo pastoral antes de dejarlos. Por sus cartas, podemos ver que había 2 clases de líderes en la iglesia; itinerantes y residentes. Un grupo, compuesto de Apóstoles, Profetas, y Evangelistas, que se movían de un lugar a otro, mientras que los Pastores y Diáconos atendían una sola congregación o cuidaban una cierta región donde varias pequeñas congregaciones se reunían.
Ignacio de Antioquía nos da una idea importante de la maduración del liderazgo de la iglesia que paso al comienzo del 2º siglo d.C. Para poder asegurarse que cada congregación estaba bien servida por sus líderes, Ignacio argumento por un solo pastor principal para guiar a la iglesia, asistido por un grupo de ancianos y diáconos. Aunque la palabra “obispo” simplemente significa “vigilante” y es un sinónimo de anciano y pastor, el anciano principal fue dado el título de “obispo.” Ignacio animaba a las iglesias de adoptar este modelo de liderazgo.
Esta forma de gobierno de la Iglesia facilitó la comunicación dentro y entre las iglesias. Con un obispo en cada congregación, existía ahora una persona para asegurar la comunicación con otras congregaciones y su obispo. El tener un obispo ayudaba a garantizar una política coherente de la distribución a los pobres y produjo una voz consistentes para enfrentar el desafío de los falsos maestros.
Pasaron unas pocas décadas para que la forma de gobierno de Ignacio’ de Obispo-Ancianos-Diáconos fuera ampliamente establecida, pero finalmente se convirtió en el modelo adoptado por la mayoría de las congregaciones. Pero aun cuando las iglesias lo abrazaron, lo implementaban de manera diferente. Por ejemplo, en Asia y África, cada congregación local tenía su propio obispo. En Europa Occidental, un obispo de una iglesia en una gran ciudad solía ejercer supervisión de las pequeñas iglesias de los pueblos y las aldeas que los rodeaban, nombrando a sus ancianos y pastores.
A finales de los 2º C, el líder indiscutible de los asuntos de la iglesia era el obispo. Fue el desafío del Gnosticismo que en muchas maneras movió a la iglesia hacia este modelo. Esta fue la razón . . .
Los Gnósticos alegaban que tenían una ininterrumpida sucesión de maestros especialmente iluminados que estaban conectada con Jesús. Ellos clamaron que Jesús les había confiado un mensaje secreto a los Apóstoles, quien a su vez lo pasaron a los demás y por supuesto, los Gnósticos eran los últimos en la sucesión de la iluminación, y ellos por el precio correcto podían pasar el conocimiento secreto a la próxima generación de los líderes Gnósticos.
En la lucha contra el Gnosticismo, la Iglesia enfatizo el público, en vez del secreto, carácter del Evangelio como había sido abiertamente enseñado por Jesús y Sus Apóstoles. Ellos enfocaron que la tradición de los Apóstoles no se había escondido en lo subterráneo, pero que los que dirigían las iglesias del 2º siglo podían trazar su conexión a Jesús a través de una línea visible de comunicación y afirmación desde los Apóstoles. Crucial a este argumento fue el rol de las iglesias que habían sido establecidas por los Apóstoles originales y sus asociados cercanos, los Padres Apostólicos. En el 2º siglo d.C., la lista de aquellos que habían servido como pastores y ancianos no era algo perdido en las nubes del tiempo. La gente sabía quienes habían sido los pastores en Corinto y Éfeso, en Esmirna y Roma, y las otras iglesias claves.
A mediados del siglo 2º d.C, un historiador llamado Hegesippus hizo un viaje de Israel a Roma, entrevistando a los obispos a lo largo de todo el recorrido. Ahora pon atención de esto porque es muy importante. Hegesippus descubrió que todos los obispos compartían el mismo mensaje y veían la Fe de la misma manera. Ellos también trabajaban en la tarea de dirigir la iglesia en general de la misma manera. Él escribió, “en cada sucesión y ciudad, lo que la ley y los profetas y el Señor predico es fielmente seguido”. Hegesippus elaboró incluso listas de obispos, mostrando su sucesión en líneas ininterrumpidas que se trazaban a los Apóstoles.
No mucho después de Hegesippus en Europa Occidental, Ireneo y Tertuliano en África del Norte rellenaron la imagen de la sucesión de los obispos en sus regiones.
El punto es este: al comienzo del 3º siglo, cada congregación local, en las grandes ciudades, por lo menos, había un anciano principal que funcionaba como lo que hoy llamaríamos un pastor principal, pero conocido en ese momento como obispo. Este obispo fue asistida por otros ancianos lideres quienes supervisaban las necesidades espirituales de la congregación, mientras que sus necesidades físicas eran cuidadas por un grupo de diáconos.
El desarrollo de esta forma de gobierno de la Iglesia era con toda probabilidad motivada por el modelo de la sinagoga Judía, así como la naturaleza de dinámica de grupos. Cuando un grupo de personas se reúnen, es inevitable que uno suba a tomar la iniciativa. Aun entre lideres, uno de ellos tiende a ser investido con la función de tomar la iniciativa para que la labor del grupo sea más eficiente. Mientras que un anciano de una iglesia era investido con este papel, los otros ancianos y a toda la Iglesia reconoce la ventaja de tener un hombre que fue llamado por Dios para conducirlos. Cuando la amenaza de falsa enseñanza, como el Gnosticismo, presento un desafío a la Fe, esto al mismo tiempo avanzo el rol del obispo, quien se reunía con los otros obispos para desarrollar una respuesta unida a la nueva amenaza.
Estas reuniones de los obispos para abordar cuestiones de interés y preocupación por la Fe se convirtieron en una parte crucial de la historia de la Iglesia. Conocidos como Consejos y Sínodos, estos verán los principales temas del día presentados para su consideración y debate.
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Quiero hacer una pausa en este punto y reconocer que la aparición de la función de los obispos en el liderazgo de la Iglesia es un punto de gran controversia; no que los obispos, de hecho, se convirtieron en los líderes de facto de la iglesia, pero lo que este desarrollo SIGNIFICA. Algunos afirman que la regla y rol de los obispos fue el plan y voluntad de Dios. Otros lo ven como una trágica partida de la intención de Cristo para sus seguidores. Aun otros dirían que no fue el desarrollo de esta forma de gobierno de la iglesia que era el problema; pero lo que se convirtió en problema era la calidad y el carácter de los hombres que se convirtieron en los obispos.
Sin duda, lo que motivaba a la Fe a los de afuera de la iglesia durante el 1º al 2º siglo fue la calidad de la vida de los creyentes. Como hemos considerado en episodios anteriores, los rumores que circulaban acerca de lo que los Cristianos creían y practicaban en secreto eran absurdas, cosas de locura. Aquellos que realmente conocían a los Cristianos ponían poca credibilidad en los rumores, debido a la moralidad ejemplar que vivían. Los Cristianos entendieron el poder del Espíritu Santo, no tanto como algo que se manifiesta en los dones espirituales, sino como una energía moral que producía el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Esto es precisamente lo que el Apóstol Pablo les dijo a los creyentes que buscaran como la evidencia de la obra del Espíritu.
Los primeros Padres de la Iglesia continuaron este énfasis. Tanto así que los miembros que continuaron en pecado primero fueron censurados, y luego los retiraron del compañerismo. Pero no sólo eran los Cristianos que clamaban tener un llamado a la excelencia moral. Lo de afuera de la iglesia dieron testimonio de la vida y ética ejemplar practicada por los seguidores de Jesús. En un escrito al Emperador Trajano, Plinio, gobernador de una provincia romana, dice que en su examinación de los Cristianos y sus prácticas, no podía encontrar nada inmoral; en todos los sentidos eran ciudadanos modelo, salvo que eran parte de una secta ilegal. Justino Mártir dice que fue el atractivo moral de los seguidores de Cristo que le movió a considerar su doctrina.
Pero algo cambió en el amanecer del 3º siglo. La moralidad de la iglesia comenzó a disminuir, no universalmente, pero en ciertos lugares. Esto nos lleva de nuevo a la función del Bautismo en el ministerio de la Iglesia y en las vidas de los creyentes.
El libro de los Hechos de los Apóstoles presenta al bautismo de agua de la misma manera que algunas iglesias hoy usan como un llamado al altar. Era una forma de que la gente que viene a la fe en Cristo podía hacer una confesión pública de su Fe. La Iglesia usaba al bautismo como una manera de dar a las personas una manera de marcar su inclusión en la Comunidad Sagrada = Communio Sanctorum. Pero durante los próximos 200 años, este entendimiento del bautismo se transformó en un acontecimiento mucho más significativo espiritualmente. El bautismo fue transformado en algo que pensaban que cancelaba todos los pecados cometidos hasta ESE momento. Después del bautismo, se creía que ciertos pecados requerían una penitencia especial para ser quitados, y si esos pecados eran lo suficiente severos, entonces estaban más allá del perdón. Había 3 pecados que eran considerados especialmente odiosos; la apostasía, el homicidio, y la inmoralidad sexual. Estos pecados tal vez podían ser perdonable por Dios, pero la iglesia no podía restaurar a los culpables a la congregación. Los violadores fueron excomulgados y negados el acceso a la Comunión, que al igual que el Bautismo había tomado aun más importancia que como un memorial del sacrificio de Cristo. Los elementos de la Cena del Señor fueron vistos como alimento espiritual que nutria la gracia por la cual que los creyentes mantenían su salvación. Entonces, el ser cortado de la Comunión significaba estar en peligro de exclusión de aquellos que habían logrado el cielo. Ignacio se refería al pan y al vino como “la medicina de la inmortalidad y el antídoto de la muerte”.
Las cuestión de los obispos y el bautismo se juntaron durante la 1º mitad del 3º siglo. Este fue una época de paz relativa para la Iglesia, cuando la persecución a manos de funcionarios Romanos había enfriado ligeramente. En varios lugares, los Cristianos no sólo eran toleradas, pero ganaron favor. Este favor produjo un aflojamiento y menos enfoque en las expectativas morales que los creyentes tenían los unos hacia los otros. Los pecados que antes habían incurrido ser reprendidos quedaron desatendidos, mientras que aquellos que habían llevado a separación de la congregación fueron perdonados.
Uno de los primeros en conceder la reconciliación a los pecadores arrepentidos fue Calixto, obispo en Roma desde el año 217 a 222. Él restauró a los adúlteros arrepentidos. Calixto comparó la Iglesia con el arca de Noé, en el que había al mismo tiempo lo limpio y lo inmundo. Era una escuela donde los pecadores aprendían a ser santos, un hospital donde los enfermos podían recuperarse.
Pero entonces Calixto fue más allá. Defendió su posición afirmando que → como obispo en Roma el era heredero de la autoridad del Apóstol Pedro, quien había recibido de Jesús las llaves de autoridad que definían a la Iglesia en creencia y practica, no sólo en Roma, pero en toda la Iglesia. Esas llaves, Calixto decía, incluida el poder de desatar o atar la culpabilidad de las personas. Esta fue la primera vez que tal autoridad fue clamada por un obispo de Roma.
Cuando Tertuliano, un destacado obispo de África del Norte escuchó este pronunciamiento por Calixto estuvo sumamente sorprendido y dijo, específicamente con respecto a la cuestión de qué hacer con la gente que había sido excomulgada, “no perdonamos a los apóstatas. Vamos a perdonar ahora a los adúlteros?” Mientra que la objeción de Tertuliano estaba de acuerdo con la generación anterior, pero ya no estaba en favor entre las iglesias de Europa. Mientras que Tertuliano expreso la opinión de la mayoría de África del Norte donde el trabajaba, los obispos y las iglesias al Norte del Mediterráneo estaban de acuerdo con Calixto. Su razonamiento fue más allá; si los adúlteros pudieran ser reconciliados a sus iglesias, ¿por qué no los apóstatas? Y así podemos ver la escena establecida para las controversias Novatianistas y Donatistas del 3º siglo y los consideraremos en nuestro próximo episodio.
Al concluir éste, permítanme ser claro. Mientras que Ignacio de Antioquía fue la voz mas antigua de los que propusieron que las iglesias locales deberían ser conducidas por un solo anciano-pastor, que podemos considerar como un pastor, pero se le dio el título de obispo – Ignacio NUNCA se insinuó la idea de que toda la Iglesia debería haber unida bajo un único Obispo.
No fue hasta Calixto a principios del 3º siglo. que alguien floto la idea de que el obispo de Roma no sólo era el pastor principal de la capital, sino también de la Iglesia de todo el mundo. Los obispos de la iglesia Romana pudieron haber ser sido de hecho, líderes dinámicos, como correspondía a una iglesia de miles, pero esta idea de ser el heredero espiritual de Pedro, la suma Autoridad era algo nuevo.
Ahora, sé que esto va a llamarle la atención a algunos, pero permítanme utilizar un ejemplo para mostrar cómo lo que Calixto’ reclamo fue recibido por los demás obispos de la época. Imagínate que hoy que el pastor de una de las iglesias más grandes y más antigua de la ciudad, condado o provincia envia una carta o un correo electrónico a todas las otras iglesias en la región, diciendo que porque su iglesia era más vieja y más grande, él ahora se ha convertido en su líder; y deberían obedecerle y seguir sus decisiones. Cómo sería recibido? Probablemente no tan bien.
Bueno, así es como la mayoría de los obispos respondieron a la reclamación a Calixto. Fue una combinación de factores y opiniones divergentes entre un puñado de iglesias principales en sus respectivas regiones que en un futuro dio a Roma y su obispo el poder de asumir un papel más importante, en vez de sólo una de las muchas iglesias. Pero ese también, es el tema de un episodio posterior.
by Lance Ralston | Apr 24, 2018 | Spanish |
CS 10 El Episodio de esta semana se llama “Afinando los Detalles. ”
El grupo de personas conocidos como los Primeros Padres de la Iglesia en su mayoría eran pastores. Ellos eran los líderes de las iglesias que tenían una preocupación pastoral por los temas de la fe y de su pueblo.
El fin del siglo 1° al 3° vio a la Iglesia expandirse alrededor del Mediterráneo, en unos pocos lugares de Europa central, en el norte de África, en el Medio Oriente y en Mesopotamia y al Este de Persia. Mientras que los creyentes todavía lidiaban con estallidos periódicos de persecución en territorio controlado por los Romanos, la gran amenaza para la iglesia fue presentada por sectas aberrantes que surgían con el propósito de apropiarse de la Fe.
Es entendible porque esto fue un problema en los primeros siglos. La Teología Cristiana todavía estaba siendo elaborada. De hecho, fue la amenaza por los grupos aberrantes que forzó a los líderes de la Iglesia de formalizar precisamente lo que los Cristianos creían. Al igual que hoy, hay nuevos vientos de doctrina que se difunden a través de la iglesia y la mayoría de los cristianos no tienen idea de lo que está mal con la doctrina; simplemente sienten que algo esta mal. No suena o parece correcto, pero no pueden decirte exactamente lo que es. Toma algún astuto pastor, estudiante de la Biblia, o teólogo para mostrar COMO esta doctrina es contraria a las Escrituras. Entonces, todos entienden y tiene una idea del porqué y cómo esa herejía aberrante esta equivocada.
Multiplica este proceso por muchos años y muchos más de esos vientos de doctrina, y podemos ver cómo un conjunto grande y detallado de la teología Cristiana se desarrollo. La mayoría de las veces, los líderes de la iglesia ven hacia la Biblia para comparar la nueva idea a lo que ya es conocido de ser la Palabra de Dios y Su voluntad. Pero a veces lo que es necesario son algunas palabras nuevas, o por lo menos asegurarse de que sabemos lo que significan las palabras que vamos a usar cuando explicamos lo que algo significa! Y necesitamos asegurarnos que todos entendemos el mismo significado para esas palabras. Podemos que tan importante es esto hoy al tratar con las sectas y cultos. Dos personas pueden decir que son Cristianos, y ambos creen en y siguen a Jesús. Pero mientras que para una persona “Jesús” es el eterno Hijo de Dios, concebido por el Espíritu Santo en el vientre de una virgen adolescente judía llamada María, para la otra persona “Jesús” es simplemente una manifestación del arcángel Miguel, o → el hijo humano de un dios llamado Elohim quien antes hace mucho tiempo era un hombre en otro planeta que ascendió a ser un dios con un harén celestial por el cual produce espíritus en busca de cuerpos humanos. Créalo o no, eso es lo que un par de prominentes cultos pseudo-Cristianos creen hoy en día.
Mi punto es ⇒ necesitamos asegurarnos de que usamos el mismo significado en las palabras que utilizamos, especialmente cuando estamos hablando de teología, porque lo que creemos acerca de Dios es la cosa más importante sobre nosotros.
Veremos qué tan complejo y que tema tan importante fue todo esto cuando llegamos a los debates acerca de la trinidad y la naturaleza de Jesús en el 4° y 5° siglo. Por ahora, es importante darnos cuenta que aun antes, durante el final del 1° hasta el 3° siglo, eran normalmente los pastores que hicieron la mayoría del trabajo teológico mientras trataban con los retos de estas enseñanzas aberrantes sobre Dios y Jesús que enfrentaban al pueblo que pastoreaban.
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Echemos un vistazo a algunos de los principales desafíos doctrinales y los grupos que retaron a la primera iglesia.
Ya hemos examinado la amenaza del Gnosticismo. Nos pasamos todo un episodio sobre ese tema porque fue un gran reto y hubo varias cartas del NT enfocadas para hablar de ese tema.
Hemos considerado el reto que Marción presentó, con su anti-semitismo virulento y su intento de separar al Dios del Antiguo Testamento del Dios del Nuevo.
Tomamos un breve vistazo de Montano y su, lo que podríamos llamar, un antiguo movimiento carismático. Vimos que si bien hay algunos elementos en el Montanismo que son aberrantes, que no llego a la altura de ser la herejía por la cual la primera iglesia la acabó etiquetado.
Un grupo que no hemos mirado todavía, era una especie de secta anti-Marcionista llamada Ebionitas. Ellos surgieron hacia el final del 1° siglo y continuó hasta el 4°. Sus creencias apestan del error que el Apóstol Pablo trato con diligencia en su Epístola a los Gálatas.
Ebionitas decían que Jesús no era el eterno Hijo de Dios; él era sólo un sucesor de Moisés, cuya misión era imponer un estricto legalismo. Afirmaban que Jesús era sólo un judío que guardó la ley perfectamente. Y porque él lo hizo, en su bautismo, el Espíritu de Dios descendió sobre él, empoderándolo para ser un profeta. Esto suena muy parecido a una de las muchas sectas Gnósticas.
Los Ebionitas eran ascetas que evitaba cualquier y todas las formas de placer, suponiendo que si era agradable, tenía que estar equivocado. Practicaban la pobreza, formas extremas de auto-negación, y rituales religiosos muy elaborados. Ellos aborrecían al Evangelio de la Gracia. Su nombre, “Ebionitas” proviene de la palabra hebrea que significa “Los Pobres.” Ellos probablemente tomaron el nombre en honor de su fundador, Ebion, quien despreció su nombre verdadero a favor del título de “Pobre”.
Lo poco que sabemos acerca de los Ebionitas nos llega de lo que nos cuentan sus oponentes. Los primeros Cristianos que escribieron sobre ellos fue Ireneo que los menciona en su trabajo, Contra las Herejías. Orígenes los menciona también a ellos, y su relato coincide con el de Ireneo.
Rechazaban al NT a favor de un escrito conocido como “El Evangelio Según los Hebreos.” Manteniendo el sabor judío de sus orígenes, ellos se reunían en las sinagogas. Como nos podemos imaginar, ellos consideraban al Apóstol Pablo, con su énfasis en la salvación por gracia a través de la fe, de ser un peligroso hereje. Para los Ebionitas, Jesús no era el Salvador; Moisés lo fue porque él nos dio la ley. Jesús no era sino una figura como Salomón que demostró que la gente PODIA obedecer la ley.
Cuando el Romano Tito sitió a Jerusalén, los Ebionitas unieron sus fuerzas con los Gnósticos. Y una atenta lectura de la carta de Pablo a los Colosenses nos ofrece una sugerencia que fue este Gnosticismo con Ebionismo que era preocupante para la iglesia allí.
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Otro grupo que presentó un desafío a la primera iglesia fue el Maniqueísmo. No voy a entrar en mucha profundidad con este grupo. Basta decir que el Maniqueísmo era un primo bastante extraño del Gnosticismo. Al igual que los Gnósticos fueron dualistas; ellos consideraban que el reino espiritual era inalterablemente bueno mientras que el mundo material era irremediablemente corrupto.
Su fundador fue el místico del 3º siglo, Maní. El proponía dos fuerzas opuestas, la luz y la oscuridad, siempre contendiendo en combate eterno. La salvación fue definida como la victoria de la lucha de los hijos de la luz , superando a la oscuridad por una vida de abnegación y celibato. Si algo de esto suena mucho como el Zoroastrismo de Persia – se merece una estrella de oro; averiguado de donde viene esta herejía!
Maní fue un Parta que había crecido en un hogar que era nominal Cristiano. Él se negó a renunciar a su antiguo Zoroastrismo de sus contemporáneos y su patria, por eso decidió mezclar los dos. Y una vez que había comenzado, él decidió seguir adelante y añadir una pizca de Budismo, Hinduismo, y un poquito de Judaísmo. La religión de Maní era una antigua versión de Baha’i – como sabemos, sólo junta lo que parece más atractiva de un puñado de las principales religiones, mételo todo en un tazón, mézclalo bien, y cocínalo a 350 grados durante unos 20 minutos, deja enfriar y sirvelo con una taza de Koolaid.
Pero no es difícil entender por qué Maniqueísmo le llamaría la atención a tantas personas en ese momento. Los Romanos habían traído a docenas de personas diferentes bajo un sistema económico y político. Dado que la religión era una parte fundamental de la vida de la mayoría de las personas en ese día, la diversidad de religiones es un potencial punto de tensión que pueden desembocar en conflictos. Una religión que parecía juntar a todos, porque contenía un poco de todos ellos, parecía una buena idea.
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Echemos ahora un vistazo a otro líder principal de la iglesia, Clemente de Alejandría.
Tito Flavio Clemente nació en Atenas, de padres paganos. Se convirtió al Cristianismo al estudiar la filosofía. Vivió en Alejandría en Egipto y asistió a una escuela allí porque estaba impresionado por la interpretación de las Escrituras del director. Cuando ese director se jubilo en el año 190 d.C., Clemente le siguió como director de la escuela, la misma que Orígenes posteriormente tomaría mas tarde.
Ahora, espero que encuentren esto tan interesante como yo. Esta escuela, mientras que era dirigida por Cristianos y dedicada a Cristo, no era una academia encaminadas en escupir seguidores con mentes anestesiadas. La escuela reflejaba la mezcla cultural de Alejandría. Estaba abierta a Cristianos, Judíos y paganos, que querían la mejor educación que podían tener en ese tiempo. Los directores Cristianos de la escuela creían que la fe Cristiana, dada una audiencia justa, debería prevalecer sobre las otras ideas. Así, entre otros, el filósofo no cristiano, Ammonious Saccas enseñaba allí. Entre sus alumnos estaban ambos Orígenes y Platino, el fundador del Neoplatonismo.
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Durante sus años como profesor en Alejandría, Clemente escribió la mayoría de sus obras. Él siguió el ejemplo de Philo, un erudito Judío Alejandrino que había utilizado la Filosofía Griega para interpretar el Antiguo Testamento. Clemente aprobó el método alegórico de Philo de la interpretación de las Escrituras, a menudo citándolo detalladamente.
Ahora, tengo que pausar y definir un término que he usado un montón, no sólo en este episodio, pero en varios anteriores = Pagano. Hoy, el uso popular de la palabra “pagano” está plagado de un trasfondos negativos. Si alguien te llama “pagano” es un insulto; estás diciendo que son ateos e inmorales.
Eso NO es lo que quiero decir cuando me refiero a alguien como un pagano. Me refiero a el como es utilizado por un creciente número de grupos religiosos alternativos de hoy. Los Paganos son aquellos que han regresado a una cosmovisión que ve a las fuerzas de la naturaleza como dignos de adoración. Brujas y Wicca son paganas y se inspiran en el mundo antiguo que creía en una plétora de dioses y diosas que controlan las fuerzas de la naturaleza y ejercen dominio sobre sólo algunas regiones. Por pagano, quiero decirlo en el sentido técnico; los adoradores de los dioses romanos y griegos. La gente que creia en los mitos y leyendas de la civilización Greco-Romanas.
Hago una pausa para definir “pagano” porque Clemente escribió específicamente a ellos, para tratar de razonar con ellos acerca de las razones por las que debían poner su fe en Cristo. En su Exhortación a los Gentiles, él utilizó los mismos argumentos empleados por los apologistas, pero con más sofisticación. Citando a varios, mostró una revelación ascendente a través de poetas, filósofos, el oráculo Cibelina, y profetas Hebreos hasta la mayor revelación; Cristo.
La obra de Clemente mas importante se titula Misceláneas. Como el título sugiere, Clemente dice que el peregrino tiene que pasar a través de un “mosaico” de ideas para llegar a la verdad, como aventar el trigo a través de un tamiz. Él llamó a la filosofía un “maestro” para traer al pensador Griego a Cristo. El creía que Dios usaba la filosofía para llevar a los pre-cristianos Gentiles al conocimiento de la verdad de Cristo. Aunque la doctrina de Cristo era completa en sí misma, la filosofía le servía a Clemente como una especie de “muro de la viña” para defender la verdad del Cristianismo.
Lo qué es de interés para nosotros acerca de Clemente de Alejandría es el impacto que tuvo sobre Orígenes. Fue su uso de la filosofía y el estilo alegórico de interpretar las Escrituras que tuvieron consecuencias de gran alcance en las Primera Iglesia y la Iglesia Medieval.
Clemente huyo de Alejandría durante la persecución bajo el Emperador Romano Septimio Severo en el año 202 d.C. y murió en Asia Menor.
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El siguiente es Tertuliano.
Tertuliano nació en Cartago, en el Norte de África, alrededor del año 160 d.C.. Aunque su vida pre-cristiana esta incompleta, parece que fue un abogado erudito, que fue ganado a Cristo en sus 30’s.
Tertuliano es contado como uno de los más importantes padres de la iglesia, porque él escribió una larga lista de apologética y obras teológicas tanto en Latín como Griego. Su Apologeticus fue dirigida al gobernador Romano de Cartago. Él refutó las acusaciones dirigidas contra los Cristianos, y demuestra la lealtad de los Cristianos al imperio, y mostró que la persecución de los cristianos era absurda porque se multiplican cuando son perseguidos.
Tertuliano es raro entre los padres de la Iglesia en la que él no era un pastor como la mayoría de ellos. Él enseñaba en Cartago, pero él siguió siendo un laico que se dedicaba a escribir obras destinadas en presentar la razonabilidad de la fe, tanto a los creyentes como a los forasteros.
Tertuliano se preocupó por la manera en que se estaba descuidando la Santidad en la Iglesia. Cuando su clamor a los líderes de la Iglesia cayó en oídos sordos, él decidió unirse al creciente movimiento de los Montanistas Te acordaras que eran sus aberrantes opiniones acerca del ascetismo que los metió en problemas con la Iglesia. Fue su disciplina moral que apeló a Tertuliano. En su opinión, si se trataba de un opción de quedarse en un letargo espiritual y estar moralmente comprometido pero doctrinalmente derecho o unirse a una iglesia llena del Espíritu, moralmente excelente, que celebraba algunas prácticas cuestionables, el preferiría ser parte de la ultima y usar su influencia para ponerlos en línea. Su influencia ha sido rechazado por la Iglesia apostólica en Cartago y por eso desertó. Tertuliano permaneció doctrinalmente ortodoxo hasta su muerte. Sus seguidores se reincorporaron a la iglesia en Cartago varias décadas más tarde.
Poco después de la conversión, Tertuliano comenzó a escribir una cantidad masiva de escritos Cristianos que ocuparon sus últimos 25 años. Una buena parte de estos manuscritos, 31 obras en Latín, han sobrevivido hasta nuestros tiempos. Estas pueden ser divididas en 3 grupos: Apologética, Doctrina y Etica.
En sus obras apologéticas, Tertuliano respondió a las acusaciones hechas en contra de los Cristianos por sus enemigos. Él rechazaba las acusaciones de, vean esto → infanticidio y incesto.
Algunos de los refranes más honrados del Cristianismo son citas de Tertuliano, tales como . . .
- Los cristianos no nacen, se hacen.
- Ve, ellos exclaman, cómo estos Cristianos se aman unos a otros, los paganos son animados por su mutuo odio; pero los Cristianos están dispuestos incluso a morir el uno por el otro, los paganos mismos prefieren morir.
- Nos multiplicamos cada vez que somos segadas por ustedes; la sangre de los mártires es la semilla de los nuevos Cristianos.
- La verdad persuade por la enseñanza, pero no enseña persuadiendo.
- La verdad no se apena.
- Fuera de la sartén pero caemos al fuego.
- Quien huye luchará de nuevo.
- Es, sin duda, ninguna parte de la religión, obligar a la religión.
- La Razón, de hecho, es una cosa de Dios, a la medida en que no hay nada que Dios el Creador de todo no ha provisto, dispuesto, y ordenado por la razón – no hay nada que El no ha querido que debe ser manejado y comprendido por la razón.
- Rendimos culto a la unidad en la trinidad, y la Trinidad en la unidad; no confundiendo la persona ni dividiendo la sustancia
Es en Tertuliano que la frase “si Dios quiere”, “Dios los bendiga”, y “Dios nos de” hacen su primera aparición en los escritos Cristianos.
Tertuliano ayudó en proporcionar una postura teológica que más tarde otros usarían en los inminentes debates que ocuparon a la Iglesia durante generaciones. Fue el tratamiento de Tertuliano sobre la Trinidad siendo 3 personas en 1 sustancia; las naturalezas humana y divina de Cristo; el sometimiento del hombre del pecado original; y el nacimiento virginal de Cristo y su resurrección corporal que ayudó a generaciones posteriores, a articular una posición convincente sobre estos temas difíciles.
Ambos Atanasio y Agustín, así como toda una serie posterior de los padres de la iglesia, miraron atrás a Tertuliano para tener un fundamento de cómo proceder. Tertuliano parece ser el primero en utilizar el latín, Trinitas, como un descriptor de la doctrina de Dios como de 3 personas en 1 Sustancia.
El qué, cuándo y dónde de la muerte de Tertuliano es desconocida. Jerónimo dice que vivió a una gran edad, pero no tenemos ningún registro de él después del año 225 d.C. en Cartago, suponiendo que a la edad de 65 fue su momento de graduación a la gloria.
by Lance Ralston | Apr 18, 2018 | Spanish |
Este episodio se titula, “Esforzándose para dar una Respuesta”
En su primera epístola, el Apóstol Pedro animaba a los seguidores de Jesús a estar siempre dispuestos a dar una defensa, una apología de su fe, a cualquiera que preguntara. Esa palabra significa, articular una posición razonada. Era usada para hablar de los argumentos que los abogados llevaban al tribunal para argumentar sus casos. Pedro añadió que el cristiano debe compartir su defensa de la fe, no en un tono combativo o argumentativo, sino con humildad y respeto.
Si hubo algún Padre de la Iglesia que buscaba encarnar esta orden, fue Orígenes de Alejandría.
Orígenes fue lo que algunos podrían llamar un “fanático religioso” que renunció a su trabajo, dormía en el suelo, no comía carne, no bebía vino, ayunaba dos veces a la semana, no usaba zapatos, y según una historia, se castró a sí mismo por la fe. También fue el más prolífico erudito de su tiempo, escribiendo cientos de manuscritos. Fue un filósofo de 1ª clase y un profundo estudiante de las Escrituras.
Fue tan sobresaliente en resistir a todas las fuerzas que vinieron en contra de él, que Orígenes fue dado el apodo “Adamantius” = hombre de acero. Si esto les suena familiar, Adamantino es el metal que compone el esqueleto de Wolverine en la serie de los X-Men. Pero ¡no! Orígenes no era un Wolverine del 3 siglo → no es para tanto.
Un niño prodigio, Orígenes nació cerca de Alejandría en Egipto acerca del año 185 d.C. El era el mayor de 7 hermanos, creció en un hogar cristiano aprender la Biblia y el significado de tener un compromiso. En el año 202 d.C. su padre, Leónidas, fue decapitado por la fe, en una de esas rondas regulares de persecución por funcionarios Romanos hostiles durante el reinado de Septimio Severo. El joven Orígenes de 17 años en su aflicción quería unirse a su padre como un mártir, pero su madre le impidió salir de la casa ocultando su ropa. Así, que me imagino que él estaba dispuesto a morir en público pero no en salir desnudo para hacerlo. Me suena como un típico joven de 17 años de edad.
Orígenes se dio cuenta rápidamente que tenía más que ofrecer que el martirio y fue a trabajar para sostener a su familia. Fundó una escuela de gramática, copio textos, e instruyó a los nuevos creyentes en los fundamentos de la fe. Mientras que se dedicaba a todo esto, él estudió con el filósofo pagano Amonio Saccas para poder defender mejor su fe en contra de los argumentos de los paganos hostiles.
Como continuó la persecución, Orígenes sin temor visitó la prisión, asistió a sus juicios, y confortó a los condenados. Su fama se extendió y el número de sus estudiantes aumentó rápidamente. El Obispo de Alejandría en ese momento era Demetrio, con quien Orígenes tenía una relación que cambiaba entre fría y caliente. Hubo breves temporadas de buena voluntad quebrantada por períodos más largos de antagonismo entre los dos. Orígenes fue claramente el mayor intelecto y parece que Demetrio era celoso. Él le exigió a Orígenes que se limitara a enseñar a los estudiantes solamente en las cuestiones de doctrina. No se le permitió predicar.
Alrededor del año 211-12 d.C., durante el reinado de Caracalla, Orígenes visitó Roma. La laxitud moral que vio de parte de funcionarios de la Iglesia lo perturbaron. Tenemos que ver, Orígenes era un asceta confirmado; comprometido con la autodisciplina y un estilo de vida austero que rechazaba cualquier cosa que diera apertura a debilitar la virtud moral. Así que al regresar a Alejandría reanudo su enseñanza con un gran celo y aumento su determinación de no seguir el ejemplo que vio en la capital.
Su escuela había superado el solo tener un solo profesor y administrador. Los estudiantes claman por más instrucción, y los graduados querían mas materiales para ayudarles a estudiar la Biblia. Orígenes trajo a otros y se dedico cada vez al estudio de la Biblia y la producción de recursos de alta calidad. Aprendió Hebreo para que él pudiera entender el texto del Antiguo Testamento de forma más eficiente. Fue en ese momento, alrededor de año 212 d.C., que Orígenes se hizo amigo con un hombre rico llamado Ambrosio de Alejandría. Ambrosio había sido un gnóstico a quien Orígenes persuadió en dejar sus opiniones erróneas y convertirse en un Cristiano.
Su amistad continuó durante años y en agradecimiento por la amistad de Orígenes y la preocupación por su alma, Ambrosio proporcionó varios secretarios para ayudar a transcribir los abundantes escritos de Orígenes. Un gran número de las obras de Orígenes, fueron dedicados a este amigo, Ambrosio.
En el año 214 d.C., Orígenes visitó Arabia y la Tierra Santa. Al año siguiente, un levantamiento popular en Alejandría causó que el Emperador Caracalla le diera permiso a sus soldados de saquear la ciudad. Se cerraron las escuelas y todos los extranjeros fueron expulsados. Esto significo que Ambrosio tuvo que abandonar la ciudad y que Orígenes fuera con él. Se refugiaron en Cesárea, en la costa de Israel. Aunque él no era un sacerdote ordenado, los Obispos de Jerusalén y Cesárea le pidieron a Orígenes que llevara temporalmente el ministerio de la predicación en las iglesias locales.
Mientras esto no era un problema en la práctica de las iglesias en Israel, no estaba permitido por la Iglesia de Alejandría. Cuando orígenes volvió allí en el año 216 d.C., el Obispo Demetrio estaba furioso y trató de limitar el trabajo que Orígenes estaba haciendo.
De su actividad durante los próxima década se sabe poco. Él probablemente se dedicaba principalmente en escribir y la instrucción de los nuevos creyentes.
Orígenes entendía la amenaza que traía el Gnosticismo. También sabía que cuando el Gnosticismo finalmente desapareciera, otro error se elevaría para sustituirlo. La única manera de tratar con las olas de herejía y los desafío que seguramente vendrían, era proporcionar herramientas que los creyentes usarían para estudiar y entender la Biblia. Con tal fin le produjo la Hexapla, una forma temprana de lo que hoy conocemos como una Biblia Paralela. La Hexapla, tenía el texto original Hebreo del Antiguo Testamento, uno Griego, y la transliteración y varias otras traducciones de la Biblia en Griego. El acomodo todo en 6 columnas paralelas. Una de estas traducciones Griegas la encontró en un frasco en la ciudad de Jericó. Esta fue una tarea masiva y requirió 28 años para completar. La Hexapla obviamente se convirtió en una parte importante del desarrollo del canon del NT y ayudó a dar forma a la traducción bíblica. Lamentablemente se ha perdido. Era tan masiva que los eruditos modernos dudan que nadie la haya copiado por completo. Sabemos de su existencia porque las partes de lo que existe, y es referenciada en varios comentarios por parte de los Cristianos contemporáneos.
Orígenes podría ser llamado con mucha razón el primer estudioso de la Biblia, en que el analizaba las escrituras en 3 niveles: el literal, el moral y el alegórico. Como Orígenes mismo dijo, “Porque así como el hombre consiste de cuerpo, alma y espíritu, por tanto, de la misma manera la Escritura.” En realidad, Orígenes prefirió lo alegórico porque permitía interpretaciones más espirituales. Hay muchos pasajes que el consideraba imposible entenderlos literalmente.
El método de interpretación alegórica de Orígenes se convirtió en el estándar para el estudio de la Biblia de la iglesia en las siguientes eras de la iglesia, y acabaría llevando a la iglesia bastante lejos por un mal camino.
La principal obra de Orígenes, fue De Principiis o Sobre los Primeros Principios. Fue la primera exposición sistemática de la teología cristiana jamás escrita. Él creó una filosofía inconfundiblemente cristiana al sintetizar las tecnicas griegas con técnicas de análisis de los textos bíblicos. Súmale a esto las 2 enormes obras de la Hexapla y De Principiis, homilías y comentarios, y está claro cómo mantuvo a 7 secretarios ocupados y causó al Padre de la Iglesia posterior, Jerónimo decir en admiración frustrada, “¿alguien ha leído todo lo que escribió Orígenes?”
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Mientras que lo que hemos visto hasta ahora nos hace ver a Orígenes como un cristiano bastante sólido, no estaba sin verrugas. De hecho, uno de los Concilios de la Iglesia mas tardé iría tan lejos como para etiquetar orígenes un hereje.
Pero espera; como veremos más adelante, esos consejos no siempre fueron los más imparciales y justos tribunales de discernimiento. Lejos de ello!
Fue Orígenes en su interpretación de las escrituras que se metió en agua caliente. Defendía la idea de que el verdadero significado de un texto no era su lectura literal directa, sino que las Escrituras tenían un significado alegórico y Ese era el propósito principal del texto. Orígenes y sus seguidores, afirmaban que encontrar la clave alegórica era el punto principal.
Mientras hay cierta alegoría profunda en algunas de las Escrituras, la inmensa mayoría del texto bíblico debe entenderse literalmente. Pero aquellos que siguieron a Orígenes llevaron sus ideas de la alegoría demasiado lejos e hicieron a la alegoría el principal método interpretativo de todas las Escrituras. Esta metodología del estudio de la Biblia predomino durante cientos de años y acabó en contrarrestar la meta principal que Orígenes se había propuesto – hacer la Biblia accesible a todos los creyentes. En el método de interpretación alegórica, sólo aquellos educados en los símbolos muy a menudo esotéricos, de la Alegoría pueden acertadamente interpretar y entender la Palabra de Dios.
Otra cosa que Orígenes hizo lo que tuvo un efecto negativo en la Iglesia era su fanática dedicación a la auto-negación. Orígenes estaba tan ansioso por presentarse a Dios como santo que empleaba prácticas que fueron seguramente aberrantes. Fue su fastidiosa devoción al ascetismo que alentó al movimiento monástico en las épocas posteriores. Él se negaba dormir, pasaba condiciones extremas de ayuno, e iba descalzo a todos lados.
Hay un aspecto del ascetismo de Orígenes que es importante contar porque estudiantes modernos de la historia de la iglesia a menudo escuchan sólo una parte de la historia. Un informe más completo es justificada, puesto que ilustra cómo más conocimiento sobre un tema a menudo arroja una luz muy diferente sobre el cómo y el por qué de las cosas que nuestros antepasados hicieron.
Así que, El gran celo por la santidad de Orígenes en su juventud e inmadurez lo movió a castrarse a sí mismo.
Sí, lo has oído correctamente; él se castro – A SI MISMO! ⇒ Ouch!!!!!!!
Su propósito era evitar cualquier escándalo potencial, porque en su escuela le daba instrucción a mujeres. Ahora esto es interesante, porque aunque Orígenes posteriormente desarrolló un método de interpretación alegórico, cuando era más joven, él tomó Mateo 19:12 bastante literal cuando dice; “Hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos.”
El historiador de la iglesia primitiva, Eusebio, afirma que la auto-castración de Orígenes fue “la prueba de un corazón joven y sin experiencia, pero también de la fe y el dominio propio.”
Parece que Orígenes después cambio de opinión sobre su acto juvenil. En su Comentario sobre Mateo el condeno a aquellos que tomaban 19:12 literalmente, y dijo que tal acción era “indigno” Sobre esta base, los escépticos modernos sostienen que el informe de la auto-castración de Orígenes es falsa. Pero Orígenes sigue en sus escritos explicando los problemas físicos que resultan de la castración en una forma que sugiere una experiencia personal.
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Esto no es todo lo que le causo a Orígenes problemas más adelante con los líderes de la iglesia. Mientras que algunos de sus escritos eran seguramente hipotéticos, Orígenes enseñaba sobre la preexistencia del alma; que el espíritu de una persona existía antes de la concepción, y que todos los espíritus habían caído en pecado antes de nacer. Además, el decía que estos espíritus pecadores fueron esclavizados en cuerpos proporción a la gravedad de los pecados que cometieron. Así que algunos se convirtieron en demonios, algunos hombres, y algunos ángeles. También creía que todos los espíritus se podían salvar, incluso Satanás.
Pero lo que dio a Orígenes el mas grande problema doctrinal fue su descripción de la Trinidad. El decía que era una jerarquía donde el Padre, el Hijo y el Espíritu NO eran iguales. Aunque él ataco las creencias Gnósticas, al igual que ellos, el rechazo la bondad de la creación material.
Tres siglos después de su muerte, el Concilio de Constantinopla pronuncio que Orígenes era un hereje. Pero trata de guardar esta información para que la veamos más tarde, porque vamos a pasar un poco de tiempo en este tema de la iglesia y los debates sobre la trinidad y la naturaleza de Cristo en los próximos episodios. El siglo 4° y 5° fue dominado por estos debates y mientras la cuestión ya está en gran medida resuelta hoy para nosotros, deberíamos tener una mejor apreciación de la agonía, que la iglesia soportó durante 200 años mientras los ancianos de la Iglesia trataron de resolver todo esto.
La pregunta es: ¿Orígenes realmente pensaba que el Padre, el Hijo y el Espíritu no eran iguales, haciéndolo un auténtico hereje? O refiriéndose a ellos como una jerarquía, estaba hablando de su sumisión entra cada uno de ellos en la matriz relacional de la Trinidad?
Y allí esta el problema. Para poder responder a esto, necesitamos saber lo qué Orígenes y los escritores posteriores entiendan por las PALABRAS que utilizaban para describir lo que ellos creían. Y eso no siempre es una tarea fácil, especialmente cuando alguien como Orígenes no sabia o entendía los argumentos y debates y el furor que surgirian 2 y 300 años más tarde.
Ahora, muchos estudiosos sostienen que Orígenes estaba simplemente tratando de encuadrar la Fe en las ideas de su día. Pero después del Concilio de Constantinopla, sus obras fueron reprimidas; muchas de ellas fueron recogidas y quemadas, haciendo difícil una evaluación moderna.
Contra Celso de Orígenes es una de las mejores defensas del Cristianismo producida en la iglesia primitiva. Responde a la acusación de que los Cristianos, por negarse a cumplir el servicio militar, fallan la prueba de ser buenos ciudadanos, escribe, “somos nosotros quienes por nuestras oraciones destruimos todos los demonios que provocan guerras, violan juramentos, y perturbar la paz, somos de más ayuda a los emperadores que aquellos que parecen estar luchando las batallas”.
Las autoridades no estuvieron convencidos. En el año 250 d.C. el emperador Decio encarcelo y torturo a Orígenes. Lo mantuvieron vivo deliberadamente en la esperanza de que él renunciara a su fe. Pero Decio murió primero y Orígenes fue puesto en libertad. Su salud quebrantada, murió poco después de su liberación.
by Lance Ralston | Apr 4, 2018 | Spanish |
Este Episodio se titula, “No Exactamente Una Disculpa.”
Cualquiera que embarca en un estudio de la historia de la iglesia y comienza al principio pronto se topara con un montón de líderes de la iglesia conocidos como los Padres de la Iglesia. A menudo se dividen en los padres de Ante-Nicea y Post-Nicea; que básicamente son los líderes de la Iglesia que vivieron antes del primera gran concilio ecuménico de Nicea en el año 315 d.C., y aquellos que vivieron durante y después de el.; por lo tanto el prefijo – post.
Los padres se pueden dividir en 3 grupos, basado en el enfoque principal de sus escritos. Los 3 grupos son los Padres Apostólicos, los Apologistas y los Teólogos.
Aunque se cruzan algunos de los tiempos, podemos decir que en general, el periodo de los Padres Apostólicos fue desde el final del 1° siglo a mediados del 2° siglo. Como vimos en un episodio anterior, los Padres Apostólicos no fueron Apóstoles; ellos eran estudiantes y seguidores de los Apóstoles y habían tenido una cercana relación con ellos.
Luego desde mediados del 2º Siglo hasta el final del 3º siglo es la época de los Apologistas. Se llaman así porque su trabajo se enfoco en la defensa de la Fe contra ataques de afuera y de adentro.
Tras los apologistas fueron los Teólogos, que asumieron el liderazgo de la Iglesia desde el comienzo del 4º hasta el 6º siglo. Su trabajo fue establecer precisamente lo que los Cristianos creían con respecto a algunos de los aspectos más complejos de la Fe.
En el episodio anterior consideramos al apologista Justino Mártir quien escribió dos importantes defensas de la fe y los dirigió a 2 Emperadores Romanos, Antonino Pío y Marco Aurelio.
Ahora vamos a mirar a otro importante Apologista, Ireneo.
Pero antes de enfocarnos en su historia, permítanme ser claro para aquellos que no están familiarizados con el término “Apologista“.
La palabra moderna en ingles “apology” quiere decir que queremos pedir una disculpa por haber cometido un error. Es una aceptación de culpa y una manera de tratar de restaurar la buena voluntad. Esto no era lo que los Apologistas estaban haciendo. No había nada que disculpar. La palabra que usamos viene de la palabra griega Apología – que era una defensa formal de la posición de una persona. Es un término legal. Una apología es algo un abogado prepararía para ir al tribunal. Era un intento de demostrar algo por el uso de la evidencia y razón. Es por eso que hoy la Apologética es el término utilizado para la defensa de la Fe. La tradición de la Apologética empieza en los primeros tiempos de la historia de la Iglesia cuando la fe cristiana estaba surgiendo en un mundo hostil pagano.
Los Apologistas fueron los primeros Padres de la Iglesia, eran generalmente pastores de las iglesias locales, que escribieron obras formales para dárselas a los funcionarios Romanos como el Emperador o el gobernador provincial, explicando por qué la persecución era una reacción equivocada ante los seguidores de Jesús.
Uno de los principales Apologistas fue también uno de los primeros teólogos, se llamaba Ireneo, Obispo de Lyon, en Francia. El enfoco su carrera combatiendo la peligrosa amenaza del Gnosticismo.
Nació en Asia Menor, probablemente en la ciudad de Esmirna alrededor del año 135 d.C., fue influenciado por el Padre Apostólico y estudiante del Apóstol Juan, Policarpo. Ireneo fue profundamente afectado por su mentor, diciendo que él escribió lo que aprendio de él, no sobre papel, sino en su corazón.
Después de asistir a la escuela en Roma, Ireneo salió como misionero al sur de Galicia. Él sirvió como anciano en un par de iglesias y fue testigo de una gran persecución que cayo sobre los creyentes durante el reinado de Marco Aurelio.
Fue durante este tiempo que la controversia Montanista surgió. Hablamos sobre ellos en un episodio anterior. Aquí es donde descubrimos que esto era una cuestión que preocupaba a muchas iglesias. Una facción pensaba que los Montanistas debían ser declarado heréticos y sancionados. Otros encontraron su teología aberrante, pero que la calificaban como herejía. Pensaban que los Montanistas deberían ser frenados, pero no expulsados.
Las iglesias al Sur de Galicia eran de la segunda opinión y en el año 178 d.C. enviaron a Ireneo Roma para expresar su opinión. Cuando Ireneo regresó a Lyon, tuvo la noticia que su obispo había muerto como mártir. Fue elegido para ocupar su lugar.
Desde entonces y hasta su muerte 14 años más tarde, Ireneo fue un hombre muy ocupado. Fue un prolífico escritor e incansable pastor y misionero.
Ireneo demostró ser una gran ayuda para la Iglesia a finales del 2° siglo y proporciono una base sólida para la Iglesia en los próximos 2 siglos. Mientras luchaba con el idioma nativo de Galicia, era un maestro del Griego. Él era adepto a utilizar la cultura Griega, lenguaje y formas de pensamiento en la defensa de la Fe y ayudó a establecer una base teológica y filosófica que los posteriores líderes de la iglesia usaron.
Y no olvides, la conexión de Ireneo a Cristo era cercana, aunque él vivió a finales del 2º siglo. Su maestro fue el anciano Policarpo, quien había sido discípulo del anciano Juan, discípulo directo de Jesús!
Esto nos ayuda a poner su énfasis en la sucesión apostólica en perspectiva. Esto se convierte en un concepto clave en sus escritos. Ireneo no argumentaba a favor de un tipo de principio dinástico en el liderazgo de la Iglesia, tanto en la idea de que la Fe misma; sus doctrinas, principios, valores y misión, venían de los Apóstoles originales, pasados a sus seguidores y luego a la siguiente generación, y así sucesivamente. Los líderes de la Iglesia obtenían la autoridad únicamente a la medida en que eran fieles a la fundamentos que los apóstoles habían establecido. Su autoridad se derivaba directamente de que siguieran lo que ya se había establecido, no originaba de ellos o simplemente por el puesto que tenían.
Okay ⇒ Alerta de Comentario Personal: Lo que sigue es mi comentario personal.
Los líderes de la Iglesia de hoy, harían bien en recordar esto cuando tienen la presión de hacer ajustes en la fe sobre cuestiones espirituales y morales para quedar bien con el Mundo. La autoridad de los pastores y líderes de la iglesia proviene de un lugar: Dios. No viene de algún oficio o cargo en la Iglesia. Un título no significa nada, no importa cuán grande es el sombrero que usamos o el titulo impresionante que tenemos. Dios da autoridad para cumplir SU llamado y misión para esa persona. Cuando ellos salen de ese lineamiento, ellos no poseen autoridad real. La autoridad del Ministro se deriva y es en proporción directa a su fidelidad a la Misión y al mensaje Apostólico.
Eso es lo que Ireneo estaba diciendo en sus escritos. Y mientras existía una extensión de este principio al área del liderazgo de la Iglesia, Ireneo no abogaba por algún tipo de principio dinástico espiritual para el liderazgo de la Iglesia y a una jerarquía pasada de un lider al siguiente.
Ireneo fue un oponente feroz del error y herejias, y el más ortodoxo de los padres de ante-Nicea. Puede ser de interés para algunos oyentes que Ireneo, junto con el Padre de la Iglesia, Papias con la mayoría de sus contemporáneos, fueron escatológicamente premileniares en sus opiniones. Esas opiniones fueron posteriormente abandonadas por la Iglesia por sus orígenes muy Judías. Mientras trabajaba arduamente para la propagación y defensa de la fe sobre la tierra, Ireneo estaba → “mirando al cielo”, como los primeros discípulos, esperando ansiosamente el regreso del Señor y el establecimiento de su reino.
Ireneo fue el primero de los padres de la Iglesia en usar completamente el NT. Mientras que los Gnósticos pasaban mucho tiempo refutando y queríendo dividir la Biblia, rebajandolo a apenas un puñado de textos, Ireneo refería a todos los 4 Evangelios y a casi todas las Epístolas como las Escrituras.
Aunque él tenía un gran celo por la doctrina esencial, Ireneo fue tolerante con las diferencias no-esenciales. Le pidio al Obispo de Roma a no ser tan preciso en sus demandas acerca de cómo y cuándo la gente podía celebrar la Resurrección.
2 grandes obras de Ireneo han sobrevivido. Contra las Herejías y La Demostración de la Predicación Apostólica.
Contra las Herejías fue escrito alrededor del año 185, mientras que era obispo de Lyon. Está dirigido al error del Gnosticismo que ya hemos considerado. Contra las Herejías tiene 5 partes.
Libro 1 es un bosquejo histórico de diversas sectas Gnósticas junto con una declaración de la fe Cristiana.
Libro 2 es una crítica filosófica del Gnosticismo.
Libro 3 es una crítica Bíblica de la misma, mientras que el…
Libro 4 responde al Gnosticismo en las palabras de Cristo mismo.
Termina con el Libro 5; una defensa de la Resurrección en contra de argumentos Gnósticos que lo niegan.
En una cita al principio del libro, Ireneo dice, “El error nunca está establecido en su desnuda deformidad, porque siendo expuesto, seria inmediatamente detectada. Pero es astutamente vestida atractivamente, de manera que, por su forma exterior, pueda aparentar al inexperto (ridículo como la expresión puede parecer) ser más cierto que la verdad misma”.
Ireneo ha sido llamado “El Padre de la Dogma de la Iglesia” porque él trató de formular los principios de la Teología Cristiana y de ofrecer una exposición de las creencias de la iglesia. Esto era especialmente evidente en su otro escrito, La Demostración de la Predicación Apostólica. Allí asentó los principios de que la Fe Cristiana encuentra su Revelación y Autoridad en las Escrituras. Él hace referencia al Antiguo y Nuevo Testamento para demostrar esto y como dije anteriormente, cita de todos menos 4 de los libros del NT.
Ireneo es una figura importante para el desarrollo de la teología Cristiana, porque en su batalla contra el Gnosticismo, establece el principio de recapitulación, es decir, que Jesucristo es el núcleo y la esencia de toda la verdadera teología. Él es al mismo tiempo Creador y Redentor. Lo que se perdió en Adán es recuperado en Cristo. Lo que dice acerca de Jesús, fundamentado en las Escrituras, sería utilizado más tarde por los Teólogos cuando tenían sus discusiones y debates sobre la naturaleza de Cristo.
Además de estas 2 obras que sabemos que fueron escritas por Ireneo, hay varios otros fragmentos y algunas obras atribuidas a él por gente como Eusebio. No tomaremos el tiempo de examinar todas, excepto una que merece una mención. En la Epístola a Florinus, Ireneo escribe a un amigo que en un momento había servido con él en el ministerio. De hecho, habían crecido en la fe, juntos a los pies de Policarpo. Florinus se convirtió en un anciano de la Iglesia en Roma, pero fue depuesto cuando abrazó al Gnosticismo. Ireneo le recuerda su amistad y pasado. Se puede escuchar el dolor en las palabras de Ireneo de que alguien que había estado tan cerca y tan claramente en las cosas de Dios, podría tirarlo todo a un lado por una insensatez como el error de los Gnósticos. Ireneo desarrolla ese error tan hábilmente, que es difícil imaginar que alguien pudiera leer la carta y no volver a la fe de su juventud. Pero no sabemos qué paso con la vida de Florinus.
Al llegar al final de este episodio, permítanme una vez más animarles a visitar la pagina de internet de sanctorum.us y la pagina de Facebook de CS para dejar un comentario. Asegúrese en decirnos en donde vive para que podamos tener una idea de donde viene la familia de CS.
Si te gusta el podcast, ¿por qué no recomendarlo a tus amigos? Resulta que, la mejor manera para que la gente descubra CS – es por recomendaciones de otros.
by Lance Ralston | Apr 3, 2018 | Spanish |
Recientemente me pregunto un suscriptor de mi podcast de la Historia de la Iglesia, Communio Sanctorum: La Historia de la Iglesia Cristiana, cuales eran los siete momentos o acontecimientos más importantes en la Historia de la Iglesia. Decidí que sería un buen tema para escribir en un post en el blog. Así que aquí va . . .
Reducir los principales momentos de la Historia de la Iglesia a siete es una tarea muy difícil. Esto también va a revelar el enfoque teológico personal de la persona que lo intenta. Es probablemente inevitable de que no importa que tan justo sea, voy a elegir los eventos que ayudaron a guiar el curso de la historia hacia un camino que considero importante y conecta con mi inclinación particular teológica. No obstante, trataré de dirigir un curso neutral a través de las edades para resaltar esos momentos que vieron a la Iglesia o girar en una dirección importante, o evitar que girara estando enfocada en permanecer en línea con lo que viene a ser entendido como la ortodoxia Bíblica.
Empezaré la lista en la época Post-Apostólica. Enumerados en orden por fecha, pero no importancia . . .
EL CONCILIO DE NICEA • 325 d.C.
Hubo concilios antes de Nicea, pero porque el Cristianismo estaba bajo prohibición Imperial, eran pequeños y por asuntos apresurados. Nicea fue convocado por el Emperador Constantino después de su supuesta conversión algunos años antes. Su edicto de Milán en el año 313 d.C. oficialmente puso fin a casi tres siglos de esporádica y a menudo intensa persecución. En su intento de unir su muy disperso y diverso imperio, Constantino esperaba que la nueva fe que se estaba difundiendo rápidamente, ayudaría en unificar al reino. Pero un obispo recalcitrante de Egipto llamado Arrió había creado una tormenta de controversia por querer cambiar el carácter y naturaleza de Jesús. Sus ideas fueron popular con algunos líderes de la iglesia y causo contienda el uno contra el otro empezando una disputa doctrinal. El Consejo de Nicea fue convocado por el Emperador para resolver esta cuestión.
Nicea era importante por dos razones. En primer lugar, un Emperador Romano, por primera vez en 300 años, dio sanción oficial a la Iglesia, en lugar de tratar de destruirla. Aunque Constantino no dio su opinión sobre las decisiones del Consejo, hizo convocar al Consejo, exhortó a los obispos en su trabajo y al final, dio un delicioso banquete antes de enviarlos a casa. Segundo, el Consejo trato el error de Arrió mediante el desarrollo de la primera ronda en lo que acabaría siendo un largo proceso para producir precisamente las palabras adecuadas para describir tanto la Trinidad y la naturaleza de Jesús. Declararon que Jesús, como el Hijo de Dios es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre; y que fue “de la misma sustancia” como el Padre.
EL CONCILIO DE CALCEDON • 451 d.C.
Este fue el cuarto de lo que se denomina los “Grandes Concilios Ecuménicos.”, pero por “ecuménico”, no piense que se trata de lo que viene a ser en términos modernos; un intento de unir diferentes religiones en torno a un conjunto común de valores. En los primeros siglos de la Historia de la Iglesia, “ecuménico” se refiere a los consejos que convocaron a los líderes de la iglesia de todo el mundo Cristiano. Su ecumenismo se encontraba, no en un intento de encontrar cosas para acordar, sino porque ya estaban unidos en ellos.
Calcedonia estaba situada cerca de Constantinopla, la capital Oriental del Imperio Romano. El Consejo fue llamado a finalizar un debate que se había prolongado durante varias décadas sobre exactamente cómo describir la naturaleza de Jesús. Un concilio en Éfeso, veinte años antes había sido una tragedia cuando las dos partes en el debate parecían ser mas impulsados por ambición sectaria que en la preocupación por la ortodoxia doctrinal. Calcedonia fue convocada en la esperanza de corregir la confusa consecuencia de Éfeso. El Consejo desarrollo la fórmula que en la Encarnación, Jesús era plenamente Dios y plenamente humano. Había dos naturalezas en una sola persona y estas naturalezas, la divina y la humana, no estaban mezcladas, ni estaban en conflicto.
Mientras que Calcedonia es notable por el determinar la interpretación ortodoxa de la naturaleza dual de Jesús por todos los tiempos, también es el punto en el que la Iglesia reafirmo una brecha que tuvo consecuencias duraderas. Veinte años antes en Éfeso, Nestóreo, Obispo de la Iglesia de Constantinopla, quien había perdido en el debate con Cirilo sobre cómo entender las naturalezas de Cristo, fue declarado hereje y desterrado. Es dudoso si Nestóreo abogó por lo que Cirilo le acusaba. Pero Cirilo tuvo más amigos y argumento de manera más persuasiva. Los seguidores de Nestóreo se quedaron después que su campeón fue desterrado, con la esperanza de que la tragedia de Éfeso podría revertirse en Calcedonia. Cuando esta fue reforzada, ellos siguieron a su líder al exilio. Expulsados de la Iglesia en el Oeste, ellos se fueron al Este y fundaron una larga y rica tradición de iglesias en todo el camino a través de Asia hasta China. Lamentablemente, la historia de la Iglesia Nestoriana del Oriente es ignorada en gran parte por los historiadores modernos de la Historia de la Iglesia.
LA REGLA BENEDICTINA • 540 D.C.
Mientras que el monaquismo comenzó como un movimiento popular en el Cristianismo con la vida de Antonio el Ermitaño en Egipto a mediados del tercer siglo, no fue hasta mediados del siglo 6° que fue organizado en un sistema que pudo ser reproducido en muchos lugares.
Benito de Nursia nació alrededor del año 480 d.C. y se educó en Roma. Ofendido por la desenfrenada inmoralidad que encontró allí, abandonó sus estudios para vivir como un ermitaño en una cueva a 40 millas de distancia. Su piedad impresionó a otros por lo que lo invitaron a dirigirlos en este estilo de vida en una especie de comunidad de ermitaños comunal. Pero su disciplina fue tan extrema de los que ellos podían soportar. Aprendiendo de su fracaso, Benito intentó nuevamente la formación de un nueva comunidad en Monte Cassino. Él pasó el resto de su vida en esa comunidad. Mas o menos 20 años después de la fundación del monasterio, él escribió La Regla para el monasterio. Se convirtió en la constitución para muchos otros monasterios que se convirtieron en parte de la creciente Orden Benedictina. Cada monasterio era dirigida por un Abad y debía ser autosuficiente, en lugar de depender exclusivamente de la caridad de los demás. Benito esperaba proporcionar un lugar donde los ciudadanos podían servir a Dios sirviéndose el uno al otro y crecer espiritualmente a través de una vida equilibrada de trabajo, estudio y oración.
Posteriormente surgieron movimientos monásticos tratando de actualizar la Regla Benedictina, o tratando de reformar los abusos que se desarrollaron a través del tiempo. Pero fue el trabajo de Benito que estableció un patrón claro para la vida monástica que se convirtió en una característica importante del crecimiento de la Iglesia. Durante la Edad Media, los monasterios se convirtieron en almacenes de la sabiduría y conocimiento del pasado; aprendizaje que luego fue restaurado en el Renacimiento.
EL GRAN CISMA DEL ORIENTE Y OCCIDENTE • 1054 D.C.
Muchos estudiantes de la Historia de la Iglesia están confundidos sobre el término “El Gran Cisma”. La causa de esa confusión es que se refiere a dos eventos diferentes que historiadores han argumentando sobre a cual se refiere. La primera fue una división que se produjo en el año 1054 cuando la Iglesia Ortodoxa Oriental oficialmente se separó de la Iglesia Católica Romana Occidental. La segunda fue una disputa interna en el Catolicismo Romano sobre si el Papa debería reinar desde Francia o Italia. Desde que la primera división divide la iglesia entre dos grandes grupos que continúan hasta hoy, y la segunda fue eventualmente aclarada y sólo duró varias décadas, el título de “Gran Cisma” parece ser mejor aplicada a la ruptura de 1054.
La ruptura se produjo por la lucha de poder del Papa de la Iglesia Romana. Las iglesias de Roma y Constantinopla, habían competido entre sí por la supremacía durante años. Roma era la sede de la antigua gloria del Imperio. Constantinopla era la nueva capital, donde radicaba la sede del gobierno. Roma clamaba que merecía el primer lugar porque su líder fue el descendiente espiritual directo del Apóstol Pedro. Constantinopla respondió que su líder igualmente fue un descendiente espiritual del Apóstol, y por lo tanto de Cristo, igual que Roma. Cuando el Papa Romano envió emisarios a Constantinopla exigiendo que la iglesia honrara su autoridad universal sobre los asuntos de la iglesia, se opusieron. Constantinopla, que honraba al Papa Romano como “el primero entre iguales”, sostuvo que la iglesia debería ser guiada por un consejo de obispos en lugar de un reino autocrático de un solo hombre. Se negaron a conceder al obispo de Roma el dominio indiscutible. Por lo tanto, negando el ultimátum, los emisarios del papa excomulgaron al obispo de Constantinopla! Él respondió en de la misma manera. La ruptura entre el Oriente y el Occidente era ahora oficial.
La brecha se agrando con el paso de los años. En el momento de la cisma, las culturas y las teologías del Oriente y Occidente ya eran marcadamente divergentes. Ahora que ya no había ninguna conexión aparente, las diferencias se hicieron aún más claras. La iglesia Oriental, se desarrollo en Iglesia Ortodoxa Oriental, Griega y Rusa mientras que la Iglesia Romana Occidental se convirtió en la Iglesia Católica Romana. Relaciones entre Oriente y Occidente dependían de las actitudes de diversos lideres en Roma y Constantinopla. Permanecieron bastante amables durante el siglo XI, tanto que el emperador Oriental apeló al Oeste para ayudarles a derrotar a los Turcos Selyúcidas, quienes habían conquistado una buena parte del Medio Oriente y de Anatolia, la del cuna del Imperio Bizantino. La respuesta Occidental fue la primera de tres cruzadas. Pero la cuarta en el año 1204 d.C. termino por conquistar Constantinopla y sello la larga brecha entre el Oriente y Occidente.
PEdRO ABELARDO ESCRIBE SIC ET NON • 1122 D.C.
Mientras que los momentos sobresalientes que hemos considerado hasta ahora probablemente son familiares para aquellos que tienen un conocimiento de la Historia de la Iglesia, éste puede ser uno que no muchos conocen. Lo elegí como un momento notable debido al profundo impacto que la obra de Pedro Abelardo tuvo. Su trabajo, junto con algunos otros, fue instrumental en el desarrollo de la teología medieval conocida como Escolasticismo. El Escolasticismo produjo dos resultados de gran alcance; la Reforma, una reacción en contra de un Escolasticismo desenfrenado, y más tarde, al Liberalismo Teológico, que llevo la idea central del Escolasticismo a un final absurdo.
Como joven, Abelardo recorrió Francia aprendiendo de los maestros del día. Él hizo más que escuchar. Siendo de gran intelecto, desafió a los que encontró que tenían errores filosófico o objetivos. Eventualmente termino siendo profesor en París, donde atrajo a una multitud de estudiantes.
En un tratado titulado Sic et Non, que significa básicamente Sí y No, el hizo mas de cien preguntas de la doctrina cristiana, y entonces las respondió con citas de las Escrituras, los Padres de la Iglesia, y enseñanzas clásicas paganas. Su punto fue que había muchos frentes para discusiones y preguntas que necesitaban ser resueltas. Abelardo, dijo: “La primera clave de la sabiduría es hacer preguntas asiduas y frecuentes… Porque al dudar, llegamos a la investigación, y por la investigación, llegamos a la verdad.” Esta idea de usar la duda como combustible para la búsqueda del conocimiento era común entre los antiguos griegos, pero era territorio peligroso para los Europeos medievales. Abelardo tenia unos pocos seguidores, pero muchos más detractores alarmados por su audaz cuestionamiento de la tradición. Cuando el calor de la oposición aumentó, él decidió conveniente esconderse por un tiempo y se retiró a un monasterio.
Pero sus seguidores eventualmente lo convencieron de volver a su búsqueda de la razón como herramienta para desarrollar teología. Abelardo cayó otra vez en problemas con los conservadores religiosos, muy especialmente, el muy respetado Bernardo de Claraval que logró que Abelardo fuera calificado como un hereje y excomulgado.
Aunque él estaba fuera del camino, nadie podía detener el crecimiento de las semillas que plantó. Surgieron escuelas a través de Europa utilizando su método dialéctico de cuestionar prácticamente todos los aspectos de la teología. Un poco menos de un siglo después de su muerte, universidades florecieron en París, Orleans, y Montpellier en Francia; y a través del canal inglés en Oxford y Cambridge; y en Bolonia y Padua en Italia, todas ellas fundamentadas con las ideas que Abelardo había despertado.
Junto con las cátedras, los profesores utilizaban lo que se denomina debate. Dos o más maestros debatían un texto con el formato de preguntas y respuesta de Abelardo. Esto fue como la forma del Escolasticismo se desarrollo. Surge del largo proceso de llegar a conclusiones lógicas mediante interrogatorio, examen, y organizar información en un sistema de lógica. Los debates Escolásticos causaban a menudo muy acalorados enfrentamientos y sentimientos amargos entre los que debatían. Hubo guerras de lógica que se desarrollaron durante años entre los diferentes Eruditos, con partidarios de cada uno dando ovaciones a su héroe con silbidos y haciendo ruido con sus pies. El punto es, que los alumnos estában aprendiendo a pensar. La indiscutible aceptación de la autoridad tradicional ya no era garantizada. Ahora, las conclusiones aceptadas tenían que cuadrar con la doctrina aceptada Y la razón.
Pero lo mas que crecieron estas discusiones, más partieron del ámbito de la persona común y las preocupaciones de la vida cotidiana. La Teología solía ser el maestro de sabiduría que buscaba conectar al hombre con Dios. En el Escolasticismo, la teología se convirtió en un recreo intelectual esotérico para académicos que debatían sobre cuántos ángeles podían bailar en la cabeza de un alfiler. Los Escolásticos se convirtieron en ermitaños en sus torres de marfil con los cuales las personas comunes de la Iglesia no podían relacionarse. Esta preocupación con la teología opaca pinto a la iglesia con una reputación de que estaba desinteresada con los asuntos de su pueblo. Al campesino José no le importaba si Dios podía hacer una roca tan grande que él no podía levantar, y el sacerdote Escolástico no podía preocuparse con la necesidad de lluvia del campesino José. Resultado: el sacerdote y el pueblo vivían en dos mundos diferentes. El resultado fue la Reforma.
Luego, más tarde, los mismos Protestantes aprobaron al énfasis de Abelardo en la razón en su propia versión del Escolasticismo, que se transformó en un anti-supernaturalismo que redefinió la Ortodoxia histórica al Liberalismo Teológico.
Abelardo y su obra Sic et Non revela la consecuencias profundas de una idea. Por ello, cuento la carrera de Abelardo como un momento importante en la Historia de la Iglesia.
MARTIN LUTERO PONE SUS 95 TESIS EN WITTENBERG • 1517 D.C.
Mucho se ha escrito sobre esto y es un momento con la cual la mayoría de los lectores ya tienen una familiaridad, voy a mantener mis comentarios breves.
Lo que hace que Octubre de 1517 en Wittenberg sea de gran importancia no sólo es lo que vino después. La publicación de la tesis de Martin Lutero y la tormenta de fuego que genero fue precedida por un par de siglos de movimientos y grupos de reforma. El Movimiento Conciliar, los Hermanos de la Vida Común, la carrera del sacerdote Bohemio Juan Huss, así como un puñado de Papas Reformistas ayudo a impulsar hacia el cambio. Lutero fue capaz de lograr lo que él hizo, por estos pioneros y los primeros partidarios de la reforma. El cambio afectados por la reforma es tan dramático que es difícil calcular todo su alcance. No solo vio el surgimiento de un nuevo e importante movimiento dentro de la Cristiandad. También condujo a una notable renovación de la Iglesia Católica Romana. El Catolicismo moderno es en muchos sentidos el resultado del Concilio de Trento.
El SEGUNDO GRAN DESPERTER • 1800 D.C.
Hay varios períodos de notables avivamientos que podrían ser señalados como momentos claves en la historia. Puedo seleccionar el Segundo Gran Despertar tanto por su sorprendente comienzo como su impacto global.
Cuando la brisa de avivamiento comenzó en 1792, las cosas estaban desesperadas en la escena religiosa tanto en Europa y Estados Unidos. En las grandes universidades, que en un tiempo estaban dedicadas a la formación de ministros, ahora era difícil encontrar un solo estudiante que se identificara abiertamente como creyente. La Catedral de Notre Dame se había convertido en un Templo de la Razón, y una famosa prostituta reinaba como la diosa de la razón en su altar. Los críticos se regocijaban en la hipótesis de que la fe cristiana estaba a punto de ser lanzada fuera de los asuntos humanos. Su celebración fue prematura. Una profunda renovación esperaba en las alas.
Mientras habían pasado varias pequeñas reuniones de oración y movimientos en la década anterior al avivamiento hubo poca organización en la oración. El Despertar comenzó en diversos lugares entre predicadores relativamente desconocidos. Lento pero seguramente el avivamiento creció por toda la frontera Americana, que fue encendida por el avivamiento y su expresión efusiva en sus reuniones de campamento. Mientras que el Despertar tomo una forma diferente en Europa, no fue menos intensa e impactante.
Millones de personas fueron añadidas a las denominaciones existentes. Nuevas denominaciones nacieron al mismo tiempo. Movimientos de misiones fueron lanzadas y una transformación social fue impulsada. Los efectos del avivamiento se hicieron sentir en todo el mundo durante las siguientes décadas.
Aunque muchos más momentos y movimientos pueden ser enumerados como importantes para el curso de la Historia de la Iglesia, estos permanecen en mi mente como los más significativos.
Disfruten de su estudio en este tema fascinante.